Cae la noche y con ella la lluvia.
El cielo destrellado no ilumina la senda
mas no yerro en mis pasos
avanzo sin dudarlo en pos de la dicha
que guarda la cabaña trepada por la yedra
Miles de corazones abrazándola
entre ellos el mío aun en la distancia.
Recuerdos de la infancia no olvidados
El abuelo en la puerta bajo el manzano
ahumando las flores rosadas
con su pipa de caña hecha a mano
La abuela con el puchero haciendo buen caldo
riendo siempre las gracias de los enanos
Brotaba la música de la alegría a diario
corríamos hasta hartarnos
los juegos, a qué mencionarlos, por miles
tantos como los corazones de la yedra
Nosotros, cinco
cinco hermanos fuimos allí felices
durante nuestros primeros años
Hoy retorno viejo y cansado
en busca del recuerdo jamás olvidado
Ya no somos cinco, ni cuatro....
ni siquiera dos
uno solo caminando bajo un cielo
destrellado.
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