Dicen que a la tercera va la vencida. Pues no, no es este el caso. Debe ser la excepción que confirma la regla. Seguimos con los mismos o similares problemas de logística. Y ya huele a inoperancia suprema de muy difícil, si no inadmisible, justificación. A estas alturas, en cualquier empresa seria, hubiesen rodado cabezas. Aquí, los que rodamos y rodamos por los interminables pasillos, intentando conseguir lo necesario para poder atender con dignidad a los pacientes. Somos los de siempre, los sanitarios que estamos a pie de cama que sufrimos el problema de forma directa. Al resto, directivos incluidos, les preocupa el tema, pero nada más. No dan muestra de prestar atención a lo que para ellos solo son problemas menores. Así que, después de tres semanas, el suministro sigue doliéndose de mil retrasos, simplemente no hay o no se sabe si lo hay, el caso es que no surten de lo más imprescindible.
Esta semana ha aumentado el cabreo general, del personal, con el tema del aparcamiento. Ya en su inicio suscitó malestar el planteamiento del reparto de plazas. Al parecer, a una mente mal pensante, se le ocurrió la idea que el aparcamiento subterráneo fuese para el turno fijo. Semejante estupidez no llegó a puerto. Pero dio qué pensar el hecho de que hubiesen decidido hacer unas zonas en la superficie controladas para abonados. Es decir, si te abonabas al aparcamiento podían adjudicarte una plaza subterránea o de superficie. Lo que me llevó a mí, que estaba decidida a solicitar una plaza, a renunciar a pedirla ¿Dónde se ha visto algo así? Que te haga pagar tu empresa por aparcar en el exterior. Y el mismo precio que si estás a cubierto —unos 22 euros— La genialidad ha sido llevada a cabo y las plazas se han adjudicado sin saber a ciencia cierta qué requisitos han tenido en cuenta y, quedándose muchas personas sin una plaza.
Pero hay un número que queda de libre disposición para la empresa que se ocupa de prestar el servicio. A las que puedes acceder mediante la friolera de ochenta eurazos mensuales. De fábula, o sea que, con nuestro dinero —pues todos somos contribuyentes— han hecho un aparcamiento, que ahora hay que rentabilizar también con nuestro dinero. Más cara dura parece imposible.
Cuando ya es lesivo, para una mayoría, el acudir a esta Nueva Fe. Tanto en dinero, gasolina o autobús, como en horas. A muchos les supone dedicar mayor tiempo al trabajo todos los días, una hora o más, dada la ubicación allá donde Cristo perdió el gorro. Si a eso sumamos que no es posible aparcar en el recinto cuando llegas y tienes que dejar el coche fuera de él, puedes tardar quince o veinte minutos más, en llegar a tu lugar de trabajo. Porque las distancias son kilométricas, dentro y fuera. Pero eso no le importa al responsable de recursos humanos, porque no tiene en cuenta que, para una mejor optimización de los recursos humanos, es conveniente que el personal no ande descontento. Y aquí andamos y andamos... Descontentos del trato que recibimos. O mejor dicho, del no trato. Porque eso parece, que nadie piensa en el personal ni, por supuesto, en que no suponga un suplicio tener que acudir al trabajo.
Y lo que sí han pensado es en que los “clientes”, que no los enfermos, sino aquellos que les acompañan, se sientan como en un hotel. Tal es así que, algunos ya han protestado porque no pueden cerrar la puerta de la habitación por dentro. O de que la enfermera entra a controlar al enfermo y les molesta o interrumpe el sueño. Se ponen el pijama o andan en paños menores, porque están como de vacaciones en el Ritz. Incluso comparten el sofá cama y hacen... lo que quieren. Es más, ya se ha dado el caso de alguna cita. Digo bien, “cita”. De “clienta” con empleados de empresas externas, no sanitarios. Y puede entenderse lo de “cita” en su más amplia acepción.
En fin, que hemos rematado la semana con animación de XX o XXX.
Por lo demás, todo va bien. Aunque no sé a ciencia cierta que es “lo demás”. Mantengo la esperanza de que esto funcione bien para unos y otros.
Valencia ya huele a fallas, mascletá y buñuelos con chocolate. Sed felices, golondrineros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario