“El que no fot ni roba, és perquè no pot ni troba” (El que
no jode ni roba, es porque no puede ni encuentra)
Este es un dicho, que no sé si estará bien dicho, pero lo
he oído toda la vida a mis mayores. Ahora soy yo “la mayor” y vengo en
pronunciarlo en exceso para mi gusto, dados los numerosos casos que van
apareciendo de corrupción, corruptelas y corruptos.
“1: 9 Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso
mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!”
Lo dice el Eclesiastés. Libro de sabiduría del Antiguo
Testamento; durante tiempo atribuyeron la autoría al rey Salomón, al parecer no
fue él quien lo escribió, pero no por ello es menos sabio su contenido.
Y está claro ¡no hay nada nuevo bajo el sol! En todo
tiempo y lugar ha existido, y seguro existirá, gente que meta la mano en la
caja ajena y llene sus bolsillos sin ningún escrúpulo. Pero es deber moral y de
justicia, quienes tienen el gobierno de todas y cada una de las instituciones,
están obligados a apartar de ellas a esa gente, ante la más mínima duda en sus
acciones. Eso como primera medida, sin menoscabo de la acción de la justicia
que será quien determine si es o no cierto.
Mantener en sus puestos a quienes, por una razón u otra,
han sido motivo de duda en su labor, repercute desfavorablemente en la
credibilidad del resto y lleva a pensar que aquí "no pasa nada"
cuando un cargo, alto o bajo, hace lo que no debe.
Esto no es una cuestión de partidos ni de ideologías,
personas de bien las hay en todas partes y las que no las son también.
Hay que dejar a un lado de la vida pública a alguien
“presunto implicado” y cuando sea claro que no hizo nada censurable, retornarle
a ella si lo desea. Las palmaditas en la espalda, el “estoy seguro de su
inocencia” y cualquier otra forma de solidaridad con esa persona, tiene que ser
de manera personal y privada. La función pública merece el máximo respeto y
quien incurra en sospecha de buen hacer, no debe permanecer en ella. Si los
partidos, por razón del cargo o de los servicios prestados, tienen la tentación
de dar apoyo a un miembro, están suscitando esa misma sospecha. Por tanto,
añadiendo leña al fuego en lugar de apagarlo.
Por otro lado, es el momento de aprovechar la terrible
circunstancia de la crisis, para poner freno a tanto desbarajuste en las
retribuciones de ayuntamientos, empresas públicas y resto de organismos que
tienen bula para ponerse el sueldo. Lo cual demuestra una corruptela moral,
aunque sea legal. Algo bueno tenemos que sacar de este mal tiempo.
Todos los puestos de la administración o empresas
dependientes, deben tener definidos por norma
sus salarios y cualquier complemento que merezcan cobrar. Por supuesto,
no es de recibo que cobren más que el Presidente del Gobierno de España. Hoy en
día, son numerosos los cargos con mucha más retribución. Quizá con eso sería
menor la ambición de entrar en la política que algunos demuestran.
También es reprobable y se añade a esa “corruptela” moral,
puesto que la ley lo permite. Que quienes cobran de la administración por cargo
público, puedan cobrar por más de un puesto o trienios de su puesto de
funcionario en excedencia. Ni podemos seguir permitiendo que los expresidentes,
cobren de por vida y tengan privilegios, sin hacer nada a cambio por el país, y
además perciban otros ingresos de las empresas privadas a las que acceden por
mor de haber ocupado dicho puesto. Si cobran de lo privado, no deberían hacerlo
de lo público.
Todas esas formas “legales” de llenar el bolsillo a los
políticos, no son más que un caldo de corrupción para algunos, que harán lo que
sea por seguir dentro de la vida política, porque es un auténtico chollo para
ellos. Los, por desgracia famosos, consejos de administración de empresas
públicas y cajas, nutren de forma exagerada a sus componentes, sin que lleven a
cabo una labor profesional y seria que repercuta de manera eficaz y eficiente
en la acción de la empresa en cuestión. Raya en la barbaridad que esos puestos
tengan en muchos casos una retribución mayor que el Presidente del Gobierno.
Una auditoria externa de cuando en cuando, es más profesional, y sin duda más
barata.
Para acceder a cualquier profesión hay que demostrar la
titulación pertinente, no es así en los políticos. No se les exige experiencia,
méritos, salud mental y ética; nada de nada. Basta con tener la suficiente caradura
para medrar dentro del partido, con eso, ya tienen algunos el puesto asegurado
de por vida hagan lo que hagan. De ahí que abunden tanto los “caradura” que se
dedican a vivir la vida. Son corruptos ya en su inicio, porque están ahí por y
para medrar. Basta que tengan cualquier tentación cerca para caer en ella, y lo
hacen.
¡Nada nuevo hay bajo el sol! Pero podemos poner freno y
debemos. El pueblo español lo demanda, pero quienes deben estar más interesados
en ello, son los propios políticos. Todos aquellos que trabajan de buena fe,
que dan lo mejor de sí mismos haciendo su labor de manera honesta cada día.
Ellos, sean del color que sean, tienen el deber y la necesidad de defender la
dignidad y honradez de quien ejerce la política.
Acabar con la corrupción, corruptelas y corruptos. Puede
significar el fin de la crisis, hagan la prueba y al final, verán que es más
productivo que aumentar los impuestos.
Ciao golondrineros, sed felices.
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