09 febrero 2014

ROTONDA ANZUELOS CAMINO DE LA FE


En la mañana, cuando el sol apunta su nariz por el horizonte, llegan cientos, quizá miles de coches a la rotonda de los Anzuelos de Valencia. Es la confluencia del Bulevar Sur con la salida o entrada de la ciudad por la pista de Silla. Ríos de coches adormilados llegan hasta la rotonda en la hora punta.
Tiene fama de caótica, y si bien es verdad que son muchos los atascos, aunque no tantos como dicen, no por ello tiene culpa la rotonda del caos. Nada más lejos de la realidad.
Como usuaria a diario, entrando por la pista de Silla y con dirección a la zona sur del hospital La Fe, con lo cual accedo por la salida de la pista de Silla, puedo decir que salvo cuando algún accidente altera el tráfico, la rotonda no presenta problema si la gente respeta el orden marcado por los semáforos.
Los listos (hombres y mujeres) que se saltan el semáforo aprovechando la aglomeración causan muchas veces ese caos. Pero quien se lleva la palma en organizar auténticos problemas y alterar a los inquietos conductores es algún miembro de la policía municipal que se ha levantando con ganas de dirigir el mundo rodante o quizá en un exceso de celo profesional intenta mejorar el tráfico y solo logra entorpecer porque manda parar cuando está verde o al revés, y la mayoría de la gente está acostumbrada a seguir las órdenes del semáforo y se aturrulla o no lo han visto y siguen o paran.
Cuando llegas y ves barullo sin existir accidente alguno, solo tienes que buscar con la mirada y seguro que encuentras de inmediato la causa, un municipal dando brazadas a diestra y siniestra. Todas las mañanas están allí, pero en lo que toca, observando en la salida de la pista de Silla y sin intervenir si los semáforos funcionan y no hay accidentes. Cuando así lo hacen todo rueda con normalidad y mis respetos por su labor de control y su eficacia si surge el accidente.
Otros causantes de caos son los que tienen que ir hacia a la derecha y se colocan a la izquierda o a la inversa, luego no les queda otra que cruzar atravesando. Estos son de dos tipos, el despistado o torpe y el listo de turno que ve posibilidad de avanzar unos metros metiéndose por donde no debe.
Los nerviosos alteran al resto, pitan, hacen gestos, van como empujando. Tal parece, viendo su inquietud, que tienen que llegar al hospital para operar a corazón abierto. Merecerían que alguien les operara y recortara un poco esos malos humos.
En fin, la rotonda no es culpable de nada, somos las personas las que cometemos errores o lo que es peor, la mala educación al volante propicia acciones que alteran la normalidad y llegan a provocar el caos.
La educación es fundamental al conducir. No hablo de pitadas, gestos o malas palabras. Hablo de que si vas con educación no tratas de avanzar cuando no te toca ni por donde no debes.

Saludos, golondrineros, sed felices y conducid con educación.