29 mayo 2008

NAVEGANDO

Mar en calma poca brisa
en un día a pleno sol
unos remos que yo muevo
en una barca menuda
navegando sin premura voy
diviso tierra a lo lejos
no sé si vengo o voy
en tierra veo el pasado
el futuro es mar adentro
mi momento está en el mar
en la barca donde estoy
más no sé si vengo o voy

23 mayo 2008

SINFONÍA DE LA AMISTAD

Hablaban y hablaban de todo, de sus cosas de las de otros de lo que pasaba, se comunicaban. Reían y no solo con la risa, sus ojos reían por cualquier cosa. Por un chiste por algo que ocurría, cada vez que veían a una que cansaba al mirarla, hasta por eso reían. Lloraban, sí también lloraban cuando el dolor las angustiaba lo compartían. Se enfadaban incluso ni se hablaban por pequeñas borrascas que rápidamente acababan. Hasta eso las unía un poco más cada día. Soñaban navegando por el mismo mar en el mismo barco. Un viento huracanado, truenos y relámpagos, la tormenta partió el barco. Cada una fue a parar a un puerto a seguir la vida, la que podían, la que el viento les permitía. Las palomas mensajeras les comunicaban, así, ¡cuanto hablaban y reían de tanto en tanto! El tanto fue cada vez más largo y el cuanto más corto. Apenas entrecruzaban palomas con los mensajes. Llegó el día en que ya ni palomas alzaban el vuelo y cruzaban el mar para comunicar un puerto con otro. El silencio, la tristeza les acompañaba. Cada una por un lado intentaba compensar el vacío llenándolo con la hojarasca que las rodeaba, que ni olor ni savia les proporcionaba. Intentaron olvidar el tiempo pasado para volver a reír, para retomar el habla que muda había quedado. Descubrieron el mundo que les rodeaba, sordo, ajeno a sus vidas. Egoísta y con miles de quejas. Con objetivos mediocres que nada les interesaban. Para salir de aquello viviendo en ello inventaron la música. Tararear cada día cada una por su lado un Allegro, una parte de sonata que les llenara. Volvieron a reír, hablaban, soñaban, lloraban, vivían aún sin vivir. Se comunicaban sin palomas que el mar cruzaran. Pervivieron en el tiempo sin recurrir al recuerdo creando cada día una parte de melodía, que el viento llevaba de un puerto a otro. Ya no importaba el espacio, la distancia no existía la sinfonía les unía.

19 mayo 2008

CHIKI CHIKI

Televisión española batirá el record de audiencia este año con la programación de Eurovisión. El producto fabricado, famoso ya en el mundo entero gracias a internet, será el mejor reclamo para que gran parte del país vea el festival. Nadie espera oír cantar bien, ni acompañar una buena música con unas bailarinas perfectas, ni escuchar una letra poética. No, lo que todos esperamos es ver al titiritero, al bufón de la corte. No trato de ello al actor que encarna el papel, para nada, lo hace perfecto. Hablo del producto, vendible a millones para niños y horteras. El festival no es lo que era. Aquellos tiempos de Julio Iglesias, Mocedades, Massiel (a estas alturas polémico triunfo)...Y tantos otros que trataron de defender con dignidad el nombre del país al que representaban y, además, aprovechar una oportunidad para abrirse camino más allá de nuestras fronteras. No, ya no es como antes el festival. Pero si hay, en esta España nuestra, jóvenes que necesitan ese empujón que puede suponer el festival, a pesar de su decadencia. No importan, en realidad nada importa, solo el producto. Y si hablamos de producto el Chiki Chiki es perfecto para los tiempos que corren. Hay que vender como sea en una época de crisis y ésta lo es. Y no solo de ventas, de valores que es lo peor. No interesa si eres bueno o no, sino si sabes venderte o eres vendible. El Chiki Chiki nos representará perfectamente, es una clara muestra del mundo que nos toca vivir, ahora y aquí. Cuando la fantochada, los escándalos, la vulgaridad, la ordinariez tienen las mayores audiencias; es lógico, consecuente que sea el producto Chiki Chiki el que nos represente. Así que mejor no sea ningún cantante o aspirante. Un producto excelente. Será un buen pretexto para todos aquellos que les cuesta llegar a fin de mes (cada vez más numerosos) para no salir este fin de semana ni a cenar fuera, ni al cine. Verán Eurovisión, como cuando eran pequeños, claro que entonces eran otros tiempos. Por mi parte también lo veré, es una tradición que aún mantengo, a pesar de que son otros tiempos. Mi deseo es que gane el Chiki Chiki, porque en este país nos lo merecemos.

01 mayo 2008

NORMA

Gracias Norma, por tu crítica de mi novela, aunque en exceso tibia en cuanto a lo negativo. Me consta tu afición por la lectura y tu inteligencia. Por ello y abusando de tu bondad me atrevo a pedirte que seas más rigurosa en tus observaciones. El escribir no es para mí un entretenimiento más. Es una necesidad. Sé que puedo contar historias, tan buenas o tan malas como miles que podemos encontrar en cualquier librería. También sé que solo escribiendo puedo llegar a escribir bien. Pero para eso tengo que ser capaz de ir corrigiendo defectos, mejorar las expresiones, aumentar el vocabulario. En ello estoy. Es difícil cuando terminas un relato darte cuenta de los fallos. Incluso si los ves no eres capaz de corregirlos, temes romper la estructura del relato. Por eso agradezco las observaciones que puedan hacerme, más las negativas que las positivas. Las negativas me son imprescindibles para avanzar en mi objetivo de llegar a escribir bien. Las positivas, no voy a engañarte, me encantan. Pero me ayudan poco en mi esfuerzo por alcanzar la magia de una buena narración. Lo que dices en una historia es importante, pero tanto o más lo es, cómo lo dices. Yo diría que el cómo supera al qué.
Te pongo un ejemplo: "Está lloviendo y te has ido" sería el qué. El cómo podría ser "El cielo está llorando porque tú no estás"
Cuando escribí los primeros párrafos de "La villa de Sofía" me detuve, lo leí y me dije "es bueno".
Estaba sorprendida de haber sido capaz de escribir aquello sin pensar siquiera. Y seguí igual de sorprendida hasta terminar. Ni respiraba, me volví loca escribiendo. No dormía casi, ni me acordaba de comer. Un día llegué a estar 18 horas seguidas, sólo me levanté dos veces de mi silla. No sentía el cansancio. Di por terminada la historia a las cuatro de una de aquellas madrugadas fascinantes. No tenía título, había terminado y no le había dado un título. Me acosté y dos horas después me levanté de un salto, encendí el ordenador y escribí el título.
Esa historia me hizo llorar y reír mientras escribía, me sentí viva. Y eso en aquellos momentos y en estos es lo que busco y, lo que encuentro, al escribir.
Al imprimirla y leerla me costaba respirar, increíble, lo había hecho yo y no me lo creía. Y no era porque fuera buena o mala, el hecho de haberla escrito me alucinaba. Pensé que era casualidad, que no sería capaz de escribir otra novela. Pero sí, soy capaz. Así que voy a seguir escribiendo por ver si algún día consigo hacer algo realmente bueno. Tengo que decirte que La villa de Sofía sorprendió y gustó a cuantos la leyeron. Pero pocos fueron los que se dieron cuenta de lo mal escrita que estaba. Por supuesto que yo no lo vi, y aún hoy me cuesta verlo. Te la mando para que me des tu opinión, deja a un lado tu amabilidad. No me conoces, por tanto puedes ser todo lo dura que quieras, a ti no te dolerá y a mí me ayudará. Aunque mucho me temo que te va a gustar.