22 noviembre 2015

MIRANDO AL MAR: novela romántica

 ¡Gratis! Durante cinco días, un regalo para el bolsillo y para el placer de leer.

Vamos a poner un poco de paz, de romántica alegría, para quitar pesares a quien los pueda tener. Mirando al mar se siente la paz, leyendo o hablando o solo mirando al mar.

Feliz domingo golondrineros, que nadie ni nada os borre la sonrisa, ciao


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20 noviembre 2015

Héctor, una estrella en lo alto




Rodeado de flores, con su juguete preferido y el chupete, así emprende su viaje el pequeño en años, grande en lo físico y más, mucho más en su fortaleza para luchar por la vida. Héctor decidió por fin anoche dejar su cuerpo en la tierra para volar alto, tan alto como la estrella más rutilante del universo. Así ha sido él en los casi seis años de su vivir, una estrella que iluminó con su sonrisa, con sus besos, su mirada tantas veces extraviada y con frecuencia fija, observadora de su entorno y de los rostros que se acercaban. Presto a la escucha, entendiendo o no, pero a la escucha. Con sus manos siempre dispuestas a dar palmas, a la caricia a menudo torpe pero tan cálida que era un goce al que difícilmente podías sustraerte. Su encantamiento era total con los sonidos musicales, con los colores, los juguetes y los vídeos infantiles que siempre llevaba su madre en el móvil para él. Como cualquier niño disfrutaba, a veces más que otros y en ocasiones menos porque su mundo en ocasiones, demasiadas, fue más mágico que real.
¿Sirvió su vivir para algo más que sufrir? Quizá pueda alguien pensar que fue vano su sufrimiento, pero eso quién lo sabe. No somos capaces de ahondar en la magia de su pequeño o gran universo. Quienes lo conocimos, y nos dolió cuando a él le dolía, gozamos momentos de ternura, de afecto sin reservas, de ese que surge tan natural como la luz que nos inunda tras la noche. Héctor, su vivir, ha sido luz y sombra, pero valió la pena disfrutar su luz.
Tiene, los tendrá siempre, unos padres coraje, su entrega física y emocional ha sido total, digna de encomio. Por él, por estar a su lado, hasta llegaron a los tribunales. Han sufrido más de lo que han disfrutado con su hijo. Su lucha por ir hacia adelante, un paso más, un año más, los llevó al agotamiento, del que salían apenas veían esbozar una media sonrisa de su hijo. La esperanza se renovaba y con ella su batalla. Ganaron muchas batallas, y no puede decirse que perdieron la guerra porque se la ganaron al tiempo.
Hoy tienen la pena, el dolor de la ausencia, el gran vacío que en su día a día supone la marcha de Héctor. Tendrán que seguir siendo unos padres coraje para llenar el inmenso hueco en su quehacer que no en sus corazones. Su fuerza, tan gastada con su hijo, resurgirá con la paz, con la satisfacción de haber hecho más allá de lo imaginable. Recuperarán su vida, olvidada estos años, y disfrutarán con su hija a la que sin duda dedicarán la atención que no pudieron durante este tiempo.
Volverá a brillar el sol en sus vidas. También sus noches estarán llenas de luz, porque allá en lo alto, en lo más alto, una estrella, la que más brille, los iluminará a diario. Héctor es esa estrella, ya no hay sombras, solo luz.

02 noviembre 2015

SECRETOS DE FAMILIA: la novela

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Secretos de Familia en formato tapa blanda y ebook. Para todos los gustos.

Solo una opinión en Amazon y no ha sido buena, eso cree quien la ha puesto pero yo no pienso lo mismo. 

La historia trata de lo que el título dice: secretos, silencios guardados en la memoria que incapacitan para el buen entendimiento. Hay memorias que vale la pena guardar por buenas, pero las malas es necesario borrarlas para vivir en paz y armonía.
Las novela es narrada por Laia, la nieta, quien vuelve a casa de su abuela, que la ha educado, formado y ejercido de madre. La abuela es admirada y querida, pero nunca ha hablado de su madre, ni de cómo fue su vida antes de que Laia tuviera capacidad de apreciar el entorno. Otro personaje principal es el tío, quien también oculta un secreto importante.
La abuela va descubriendo a la nieta algunos secretos y con ello mostrando una mujer diferente, que en parte escandaliza a la nieta.
A lo largo de la historia se van conociendo esos secretos, la manera tan especial en que la abuela formó a la nieta, y llega el momento en que la joven decide buscar a su madre para saber por qué nunca la ha querido.
Ya no cuento más, hay que leerla es: entretenida y positiva, vale la pena.
Un saludo, feliz día lluvioso y ventoso.

22 septiembre 2015

Amor, vida, muerte

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Una de esas novelas que no son solo para distraer el momento, más bien te hacen parar y pensar: ¿Qué haría yo? Mejor que no tengas que responder nunca a esa pregunta en un caso así. A pesar de todo no deja mal sabor porque el amor está muy presente y la muerte no es obstáculo para seguir amando.
Los sentimientos surgen en los personajes de forma natural y te arrastran con ellos por su sencillez.
Nada más digo pues es mejor leerla y dejarse llevar por lo que despierte en cada cual.
Aunque el verano toque a su fin yo seguiré escribiendo y espero que vosotros leyendo, esta novela o cualquier otra.
Ciao, golondrineros sed felices.

31 agosto 2015

Trocear el pollo

Esto lo publiqué hace cinco años, lo pongo hoy a petición de alguien que no lo encontraba, sigue estando en el blog. Yo no he vuelto a trocear un pollo. Hoy la tarde anda chunga, truenos incluidos, viene bien aprovechar para aprender algo...
Ha sido toda una experiencia y no precisamente religiosa. ¿Sabéis trocear un pollo?
Pues yo no sabía, lo hice una vez pero ni sé cómo. Hoy me he puesto delante del pollo en plan intelectual. Se supone que tienen una anatomía que todos conocemos, por tanto, tras una concienzuda exploración del bicho, porque era un auténtico bicho de más de dos kilos y medio. He preparado el instrumental. Hace unos días me cargué un cuchillo de los grandes partiendo una paletilla, hoy no iba a repetir semejante estropicio. Así que he optado por un hacha de cocina, un martillo y un cuchillo de acero de los buenos. Procedo:
Primer paso: encima de la tabla coloco al pollo sentado y le observo detenidamente: descollado, sin cuello ni cabeza está el pobre. Mejor, me evito cortarle la cabeza, eso será muy francés pero a mí como que no me va. Mi intención es sacar las pechugas, es decir, lo que vienen a ser los pectorales. Vale, recorro el contorno de la zona; estupendo parece fácil, hay que abrir por delante. Inserto la punta del cuchillo y hasta la mitad del tramo la cosa va bien. De pronto el pollo se tumba, ¡jod..! casi me rebano la mano con la que le sujetaba. Bueno, igual es mejor así, sigo cortando y llegó hasta el final y.... ni medio centímetro de profundidad que he hecho. Tomo con resolución el hacha y la coloco en la abertura, a martillazo limpio sobre ella he conseguido abrirlo. El paso siguiente ha sido relativamente fácil y he logrado mi primera victoria. Tengo dos hermosas pechugas con alas incluidas.
Segundo paso: quitarle el culo, (el ano en realidad) ahí ni anatomía ni nada, hasta donde he visto que el cuchillo clavaba he subido, culo y el resto circundante que estaba bien grasoso, a la basura.
Tercer paso: muslo y contra muslo. Digo yo que corresponde al fémur y la nalga, por cierto que la “nalga” me encanta. Esta parte solo con el cuchillo, después de delimitar bien la zona. ¡Ja! Esto va de cine, ya casi soy experta. Las dos piezas perfectas.
Cuarto paso: lo que queda del pollo es más bien desagradable, lo llaman carcasa y viene a ser el esqueleto de la espalda y poco más. Aquí hay problema porque está lo que supongo es la columna vertebral, o sea hueso gordo con huesecillos. Primer intento de partir por la mitad la susodicha columna, para nada, tres golpes cada uno en un sitio y el aspecto es desolador. Pues nada, tiro por la tangente, coloco el hacha en el lateral de la columna y martillazo va, martillazo viene voy bajando hasta el final. Por fin tengo dos trozos, horribles por cierto, de esqueleto. Procedo a cortarlos en pedazos pequeños apoyando el hacha y dando martillazos. Un troceado de exposición, en un vertedero claro; seguro que Arguiñano, que no tira nada, lo enfilaba de inmediato. Esta parte suelen usarla para hacer caldos; pero a mí lo más parecido con color de caldo que me va bien es el limoncello, así que lo pondré en la paella tal cual lo he parido, porque esto es casi un parto.
Último paso: sacar las alas de las pechugas. Esa parte son falanges, en serio, lo llaman así: primera, segunda y la punta que se desecha. Hago una incisión por lo que debe de ser el hombro y tropiezo con hueso. Hachazo que te crío, dos, listo. Separo la primera falange de la segunda y tiro la punta. He terminado y tras lavarme las manos me siento a fumarme un cigarrillo. Estoy agotada.
Mientras lo hago trato de imaginar cómo se las apañan los que descuartizan seres humanos. Porque si a mí el pollo me ha dado tanto trabajo con buena herramienta, para cortar a un hombre la cosa requiere mucha imaginación, buenas fuerzas y... ¿con qué? Ya lo tengo, con una sierra mecánica, las de cortar pinos seguro que sirven.
Bueno, de momento, con la experiencia del pollo voy servida. Ahora que el próximo me lo trocea el carnicero, será lo mejor. Llevo el delantal, (con delantal y todo que estoy) manchado de sangre, he salpicado la pared y parte del banco. Ahora tengo que fregarlo todo con lejía, más el tiempo empleado que también cuenta. Creo que me he ahorrado cincuenta céntimos por comprarlo así. Y es que esto de la crisis te lleva a extremos realmente irrisorios.
Fin de la historia, esta noche tendré que tomarme dos chupitos de limoncello para no soñar con el pollo sentado descabezado. 
Sed felices, y si no sabéis trocearlo no os molestéis en aprender, que os lo trocee el carnicero que ya está acostumbrado y así de paso tenemos a alguien trabajando. Ciao.

22 agosto 2015

"JACARANDA" La novela

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Jacaranda o jacarandá es el árbol de las bellas flores.  No tenía yo idea de su nombre, pero a diario lo veía desde la ventana y cuando llegaba su floración me quedaba extasiada contemplando la maravilla que era. Por fin un día alguien me dijo el nombre y que en Buenos Aires era todo un espectáculo. Así que allí me trasladé, vía internet que es mi modo de viajar.
Deslumbrada por el esplendor de la Jacaranda leí lo que fui encontrando y  encontré que su nombre proviene del guaraní. Que no son pocos los poetas que han loado sus flores y que ha servido de inspiración a escritores. Que hay calles que son famosas en el mundo entero gracias a la Jacaranda, a su color espléndido y en algunos casos al abrazo en que se funden formando una maraña de color que deja sin respiración. Tan así te quedas cuando contemplas la alfombra con que cubre todo lo que hay a su alrededor al desprenderse las flores. Dan ganas de soñar sobre ella, porque sueños es lo que inspira, sobre todo sueños de amor.
Su belleza tan breve como efímera bien puede servir para recordar que así es la juventud. Pero esa transitoriedad, que en la juventud no repite, es solo un relajo, una espera que tiene término, y la jacaranda florecerá no una vez al año, en alguna parte hasta dos floraciones hará y una de ellas será en otoño.
Nos hace pensar que también el ser humano tiene dos floraciones: una la juventud, tan fugaz como espléndida, y otra andando hacia ese tiempo que vienen en llamar  tercera edad, y no sin cierto menosprecio o dejando en el ambiente el desasosiego de lo finito. Qué desacertados los que dieron ese nombre justo al tiempo que más y mejor tiempo esconde. Es entonces cuando el ser humano está preparado para dar sus mejores flores, no ya por bellas a la vista, que sí las hay, sino por estar maduro su fruto. Repleto el ser de vivencias es más capaz que nunca de regalar al mundo sus conocimientos ya menos precipitados y sí experimentados, por tanto más certeros. Si la juventud es la prisa y la brisa y como tal leve capaz de mover pequeñas embarcaciones en cortas distancias, cuando no aire intemperante que quiere hacer volar los barcos en múltiples direcciones. La madurez es el aire templado que mueve los barcos sin que zozobren cruzando los mares en pos de un objetivo meditado y concreto.
Habrá alguien que traspasará ese temple propio de la edad y su aire será transgresor, distinto al resto incluso violento y ello puede llegar a zozobrar cualquier nave. Eso, aun sin ser censurable en principio, será la mejor muestra de que lo  correcto y perfecto es la templanza que surge en esa segunda floración en el otoño del ser humano.

Mis saludos, golondrineros sed felices en cualquier floración.

12 agosto 2015

HABLAR EN POSITIVO CON GOLONDRINAS VERDES

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Deja que la magia de las golondrinas verdes te haga soñar.

Si miramos en la televisión las noticias o las leemos en los periódicos, poco hay que nos alegre. Casi todo es negativo y ante todo ello poco podemos hacer la mayoría de la gente excepto apagar el televisor o no leer el periódico.
Hay que evitar hablar de todas esas noticias negativas. Al hablar de ellas aunque lo hagamos dolidos o tratando de mostrar nuestra indignación, no estamos haciendo otra cosa que dar apoyo, cobertura a todas esas noticias potenciando así su difusión y permitiendo que ocupen un espacio en nuestra mente, provocando un malestar, una intranquilidad interna que sin querer o queriendo contagiamos a los demás en cualquier momento en que surja una discusión aunque el motivo sea diferente.
Para vender un producto hace falta la publicidad y el “boca a boca” es la manera más eficaz. Eso es lo que hacemos al hablar de las guerras y sus víctimas, la corrupción, la crisis... Aumentamos la negatividad de cada uno de nosotros.
Apaga, cambia el canal, modifica tu conversación. Si dejamos de hablar de ello, no acabaremos con todo eso pero sí ganaremos cada uno de nosotros un poco de paz, y eso ya es mucho. Si estás en paz la transmites a tu entorno y generas paz, ya son más los que están beneficiándose de ello.
Hay muchas más cosas que podemos hacer para sentirnos bien y con ello contribuir al bienestar general.
Ver películas que te hagan reír y comentarlas o contar chistes, la risa nos beneficia a todos en la mente y en el cuerpo, es un arma muy poderosa contra la depresión o cualquier otra enfermedad.
Escuchar música, la que nos guste, bailar si es de nuestro agrado favorece el cuerpo y el espíritu. La fiesta une al personal.
Leer es otro remedio contra lo negativo, elijamos lecturas positivas y hablemos de ello.
No acabaremos con las guerras, pero haremos algo por vivir en paz. Tampoco dejarán de existir corruptos, pero no serán tema para nosotros, vivirán en el anonimato de lo indeseable. Cualquier cuestión negativa lo parecerá menos al no hablar de ella y la gente vivirá mejor.
Todo eso poca cosa parece y sin embargo puede mejorar nuestra calidad de vida sin costes añadidos. Vivamos más en positivo y seremos más felices.

Os recomiendo la lectura de Golondrinas Verdes, acompañada de una copa de limoncello bien frío. El resultado es altamente positivo.
Buenas noches, golondrineros sed felices.


23 julio 2015

UNA NOVELA PARA EL VERANO

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Alexandra es Cristina de Suecia. La primera reina de Suecia independiente, allá por el siglo XVII. Renunció al trono a la edad de veintisiete años, sus razones no las hizo públicas. Sí sabemos lo que hizo: convertirse al catolicismo. Con ello logró el apoyo de España para alejarse de Suecia y ser recibida con gran boato en Roma por el Papa.
Esa es la historia escueta, y lo que se ha escrito o contado en el cine resulta tanto y tan variado que no voy a mencionarlo, porque la historia se llena de historias y cada cual ha dicho lo que le ha convenido según su propio interés.
La novela “Alexandra Rey de Suecia” es eso: una novela. En la que he respetado datos históricos sobre esa mujer casi tan sorprendente hoy en día como lo fue en su tiempo, también he dado mi personal versión e interpretación de los hechos. No es fácil ser libre y vivir en libertad o incluso más allá, ella lo logró en su época y dejó boquiabiertos a todos.
Dicho esto aclaro que la novela tiene otras dos mujeres protagonistas, actuales y ya en la mera invención. La mayor parte de la ficción transcurre en Suecia y viajo por ese país que me ha encantado. Hay dos historias de amor, por tanto el romanticismo está presente de manera clara.
Lo más trascendente en el conjunto del argumento es la influencia de la vida de Cristina de Suecia en las decisiones de algunos de los personajes ficticios.
La novela puede gustar o no, eso queda para cada cual, pero tiene su interés por el personaje principal que no deja indiferente por sus conocimientos, su carácter rebelde e independiente, su influencia en la cultura de Roma y cómo no: su ambigüedad.
Sin dejar a un lado esa parte, el resto de la trama es entretenido y mantiene el interés hasta el final. Por todo ello os recomiendo su lectura.
Sed felices golondrineros.

09 julio 2015

APRENDER A SUICIDARSE SIN MORIR EN EL INTENTO

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VIVIR CUAL PALOMA 
(El relato no tiene nada que ver con la novela anunciada, es un regalo, un poco de humor negro para distraer el verano)

          Una paloma pasea con garbo por la plaza Navona, aún hay gente a pesar de que ya pasa largo de la media noche y es invierno, pero a ella, a la paloma, poco  importa. Anda resuelta alrededor de la fuente de Neptuno, tal que fuese la dueña y señora, que lo es, de su entorno centenario.
   No muy lejos, apenas un paseo, en la plaza de España otra paloma se relaja de su vuelo en la barcaza de los Bernini. Ha llegado con sus alas desplegadas y ahora se muestra curiosa observando a los que andan pausados en la noche que reluce estrellada. Nada teme porque está en su casa.
   Nada teme Aurora estando en su casa, al igual que la paloma. Pasea por el mundo mirando por la ventana de su ordenador y cualquier lugar es familiar, la acoge, y sueña que allí está sin miedo ni recelo alguno. No importa la hora ni el día, puede salir cual paloma y volar hasta el infinito sin impedimentos ni explicaciones a nadie. Es dueña de su solitario tiempo.
   Ha ganado ese privilegio a fuerza de renuncias. La primera y más importante: Renunció a vivir su propia existencia por atender a sus allegados y un buen día se vio sola. Ya no tenía a quién atender, nada de qué ocuparse y el mundo se hundió bajo sus pies. Recordó y entendió lo que dijo el poeta:
   “Hoy no envidio ya ni a los necios ni a los sabios, ni a los grandes ni a los pequeños, ni a los débiles ni a los poderosos; envidio a los muertos, solo por ellos me cambiaría”. (Giacomo Leopardi).
   Así se sentía, pensó que la muerte era su mejor salida puesto que a nadie ni nada tenía que la retuviera en la vida. El miedo a vivir su propia existencia la sobrecogía, el silencio de su casa provocaba su ansiedad que se transformaba en paranoia y la llevaba a oír ruidos extraños; a pensar en asesinatos, atracos y violaciones. Nada la calmaba excepto pensar que muerta viviría mejor que estando viva.
   A ello quiso dedicar sus esfuerzos, trató de informarse de cómo morir sin fallar en el intento. No fue fácil, solo buscar información requería tiempo y paciencia. El tiempo lo tenía pero la paciencia no la acompañaba en su búsqueda. La posibilidad de tomar una pastilla y quedarse dormida eternamente le parecía la más apropiada, porque tampoco quería sufrir. Pero no era de pastillas, ni de medicamentos, apenas un par de Aspirinas había tomado en toda su vida. Siempre tenía a mano algún remedio casero para sus livianos malestares. Conseguir una receta le pareció imposible y de otra forma no podía adquirir ese producto. Descartó ese método y se deprimió más.
   Vino a su mente como una ráfaga al estar en la cocina: el gas lo tenía a mano y además todo el que necesitara sin problemas. Se sintió feliz y se puso manos a la obra, pero antes terminó de preparar el guiso de ternera con patatas que estaba a medio hacer. Una vez hecho apagó la llama porque no quería provocar ninguna explosión. También desenchufó todos los aparatos y lámparas de la casa, desconectó la luz y con cinta de carrocero tapó todas las rendijas posibles: alrededor de las ventanas, la puerta de salida a la calle, la terraza y balcón. Era ya media tarde cuando acabó y se decidió por abrir las espitas del gas, lo hizo y se tumbó en el sofá a esperar el efecto. Lo olió y sonrió, ya por fin iba a lograr su objetivo. Pero el tiempo pasaba y salvo el olor y un ligero sopor nada más sucedía, la noche llegó y ella seguía viva. El hambre hacía clamar a sus tripas con sonidos cada vez más molestos y se preguntó:
   “¿Será posible que no me muera porque tengo hambre?”
   Decidió comerse el guisado de ternera con patatas, tenía que calentarlo y para ello enchufar el microondas. Pero con gas por la casa no podía hacerlo, así que cerró las espitas, abrió puertas y ventanas, quitó toda la cinta de carrocero que había puesto. Tras una hora larga pudo por fin calentar la cena. Siempre guisaba de sobra y guardó en el congelador una parte, tuvo pues que enchufarlo. Abrió una botella de vino, le gustaba acompañar ese plato con vino. Se sentó a cenar y mientras lo hacía pensó:
   “Vaya desperdicio, ahora se quedará el vino abierto y se estropeará, claro que eso tiene remedio, me lo bebo todo y aquí paz y allá gloria”.
   La buena cena, el vino bebido y el cansancio hicieron su efecto: sentada en el sofá se durmió apenas terminó y no se despertó hasta bien entrada la mañana del día siguiente. Relajada y sonriente por lo mucho dormido se levantó con ganas de hacer tarea y limpió la casa. Se dijo a sí misma, a pesar de no ser muy creyente, que si no había muerto era porque Dios no quería que muriera con el gas, porque de no ser eso qué otra cosa podía ser. No contó con que en la cocina y baño había puntos de prevención para un posible escape y no los había tapado.
   Pasó unos días serena, tenía que estarlo si quería lograr su objetivo. Dado el buen resultado del vino para dormir decidió tomar todas las noches algo más de lo acostumbrado, si tenía que vivir más tiempo por lo menos que fuera en mejor. Hasta ahora el insomnio la había acompañado cada noche y eso aumentaba su malestar y nerviosismo. Compró vino de buena calidad.
   Fue a la biblioteca y escogió varias novelas negras, pensando que en ellas encontraría formas distintas de matar y así ocurrió tras leer todas, lo cual la entretuvo bastante. Las soluciones venían por métodos muy agresivos: caídas por balcones, tiros, atropellos de tren o coches... De todo lo más práctico para ella era el tiro, pero cómo conseguir una pistola. Seguro que venderían pero ella no sabía quién ni dónde de manera ilegal y si era legal tendría que justificar su compra y no podía. Claro que comprar una escopeta era fácil, no era tan práctico pero podía servir. Eso hizo, la compró de segunda mano y cuando ya la tuvo en casa la contempló con suma atención porque no iba a ser sencillo disparar aquello y que muriera en el acto a menos que el tiro fuera muy preciso, y ella no había disparado un tiro en su vida ni siquiera en la feria. No obstante miró y remiró distintas posiciones hasta que le pareció una apropiada, podía dar directo en el corazón y eso era muerte en el acto o como mucho unos minutos; no entraba en sus cálculos pasar una agonía larga, no quería sufrir en exceso.
   Su sensatez o quizá la insensatez permitía que todo lo pensara de manera muy fría, no estaba nerviosa, para nada la alteraba el hecho de morir, era lo que deseaba. Los últimos días los había vivido mucho mejor, muy entretenida leyendo y luego visitando armerías hasta lograr una escopeta que no fuera en exceso cara, con todo casi mil euros se había gastado y le parecía un disparate pagar para matarse ella misma esa cantidad.
   “De haber contratado a alguien seguro que me hubiera salido por menos”.
   Preparó el arma, iba a disparar con el dedo gordo del pie, ya lo tenía ensayado en la cama, un sillón, en el sofá. Se decidió por el sofá porque así podría quedar mejor tumbada.  Aún iba en pijama y se dio una ducha, luego pasó un buen rato pensando qué ponerse.
   “Si me pongo falda igual acabo con las piernas abiertas y no es muy decoroso, mejor pantalón y una camisa, claro que las camisas no empapan mucho y habrá cantidad de sangre. No, prefiero un jersey de lana, así no se notará tanto en las fotos que seguro harán”.
   Tras sus deliberaciones se vistió con un pantalón negro de buen corte y un jersey de angora en tono rosa y cuello en pico, era el que más la favorecía. Se peinó y maquilló. Dudó si ponerse los pendientes y se dijo a sí misma aquello:
   “Antes muerta que sencilla”.
   Con pendientes, un collar de perlas de una vuelta y un par de pulseras  remató su acicalamiento. Añadió un poco de perfume y un retoque en los labios para fijar el color. Se sonrió a ella misma y fue ya dispuesta a darse el tiro, antes se sirvió una copa de vino y bebió un poco. Escribió una sencilla nota diciendo solo: “Por fin lo he conseguido”.  Tras terminar con el contenido de la copa colocó el arma en la posición ya decidida y apretó el gatillo con el dedo gordo del pie... El chasquido la descolocó por completo, cayó sobre el sofá palpando su pecho y murmuró:
   “Hay que joderse, está visto que tampoco quiere Dios que muera de esta manera”.
   No, Dios poco tenía que ver en el asunto, no había cargado el arma. Pero decidió dejar ese método de manera definitiva porque así lo quería Dios.
   Desesperada no sabía qué hacer ni dónde ir para encontrar una manera de morir que fuera adecuada, por supuesto no quería nada en exceso violento, por eso lo de tirarse al tren, por el balcón o cualquier forma similar lo tenía descartado. Tampoco los venenos caseros como el matarratas porque podría tardar mucho y ser muy doloroso, incluso pasar sus últimas horas en el váter o desangrarse y nada de eso la atraía.
   Fue viendo una película en la televisión, el protagonista acababa suicidándose ahorcado y la cuerda la tenía sujeta a la lámpara del techo. Solo un ligero pataleo y fin de la película. Le pareció perfecto y ya lo tuvo claro. Fue a comprar cuerda y no resultó tan sencillo elegir porque tenía que soportar su peso sin ser en exceso  gruesa o rasposa, eso le haría polvo el cuello. Encontró lo que buscaba y por un módico precio. Pasó por  la armería a preguntar si podía devolver la escopeta y le dijeron que se la compraban por trescientos euros menos que le había costado si no estaba usada. Aceptó, no quería dejar un arma en su casa, nunca se sabe qué puede ocurrir si la tienes.
   Solucionado lo de la escopeta se preparó en el salón, la lámpara era de bronce y grande por tanto aguantaría bien su peso. Subió a la escalera y colocó la cuerda, con el nudo hecho y comprobado que se ajustaba bien procedió a vestirse. En una película había oído que a veces el ahorcado orinaba y buscó una compresa antipérdidas de las que usaba su madre y se la puso. El mismo pantalón, pero el jersey de la vez anterior no le pareció adecuado, cogió uno de cuello alto para que no le rozase la cuerda tanto el cuello; pendientes, pulseras y sin el collar. Ya subida en la escalera con la cuerda puesta en el cuello y preparada, respiró hondo y quitó un pie de la escalera, respiró hondo otra vez y dijo: “Allá voy”. Levantó el otro pie, empujando al tiempo y la escalera se fue al suelo junto con  la lámpara, parte del techo de escayola y por supuesto ella que por suerte cayó hacia un lado y solo cascotes la golpearon, de haber sido la lámpara quizá hubiera muerto, así ni rasguños, solo el cuello y resto del cuerpo dolorido junto con  su propio orgullo porque una vez más no lo había conseguido. Se enfadó con Dios:
   “Qué es lo que quieres, di, qué quieres: Que siga viva ¿eso?, pues no te voy a dar ese gusto”.
   Estaba harta de ir a la biblioteca y decidió comprar un ordenador, seguro que por internet encontraría la manera. Dicho y hecho, pero nunca había manejado siquiera una máquina de escribir, tuvo que acudir a una academia para aprender a manejarlo. Los días pasaban febriles porque aquello la superaba, pero era constante y después de la academia empleaba todo el tiempo en ello. Comenzó a manejar el aparato, a mirar y ver, quería aprender bien porque así lograría encontrar lo que quería.
   Estaba cada vez más tranquila, se sentaba con una copa de vino al alcance de su mano, y curiosa iba viendo fotos, ciudades, leyendo artículos de todo tipo. Aquello la distraía tanto que poco a poco sus miedos fueron disminuyendo, su ansia por morir alejándose y comenzó a sentirse a gusto viva navegando por la red, entrando en foros y hablando con gente de infinidad de cosas. Tanto que olvidó por completo qué la había motivado a comprar el ordenador.
   Pasados los meses decidió abrir un blog y empezó por contar sus peripecias y algo más en capítulos semanales. Dio título a la historia: “Aprender a suicidarse sin morir en el intento”. Los seguidores se multiplicaban cada semana, tanto fue así que un día recibió un correo de una editorial que quería publicar la historia y aceptó la propuesta que la llevó a viajar un tiempo por la promoción del libro. Su vida, aquella vida que no había tenido era algo real, inimaginable para ella y sin darse ni cuenta comenzó a vivir fuera de casa, pero su mejor y mayor vida la tenía y la sigue teniendo dentro frente al ordenador, porque ahí se encuentra en su casa aunque esté en Estambul o en la Costa Amalfitana. Cualquier lugar, en cualquier momento es su casa y cual paloma vuela o reposa bajo el cielo de África en la cumbre del Kilimanjaro. Pasea por las calles de París y deambula por las de Roma aprendiendo su historia. Escucha la música que mejor le parece en cada lugar, saborea manjares sin tener que cocinar, huele las flores del jardín de La Mortella y navega por el mar Mediterráneo, por el mar del Norte o cualquier mar porque nada se lo impide aunque no sabe nadar.
   Hizo su última renuncia, quizá más importante que la primera: Renunció a morir por voluntad propia, ahora vive su vida, la que tiene. Aurora es una mujer de mediana edad, soltera, vive sola y es rentista algo que parece de otra época en estos tiempos que corren. Y eso que puede parecer una ventaja porque  vive sin trabajar y todo el tiempo es suyo, para ella fue como una losa al quedarse sola. Por fortuna fracasó en sus intentos y seguro que Dios, el hado o quién quiera que fuese estuvo ahí junto a ella para que no lograra su propósito y pudiera por fin vivir una vida no real pero casi. Porque navegar sin mar es solo puro invento, ¿pero acaso no lo es la vida misma, por más real que nos parezca?





Buenas noches golondrineros, pasa el tiempo pero la ilusión permanece y doy gracias por ello.



29 abril 2015

AUTORES INDEPENDIENTES

http://www.amazon.es/Reina-noche-romana-Victoria-Roch/dp/1511751126/ref=sr_1_1_twi_2_pap?s=b

Libro impreso y en ebook publicado en Amazon y si bien es una buena novela nada voy a decir de ella, si quieres saber de qué va puedes leer la sinopsis en la página de Amazon.
Lo que sí quiero es contar lo sencillo que resulta publicar en Amazon. Son muchas las críticas que leo de si te atan, si imponen sus normas y tal y cual...
¿Acaso no lo hacen todos? Aunque pagues para que te publiquen hay toda una serie de puntos a cumplir y si tienes la "suerte" de que alguien te haga un contrato asumes muchas más normas y además por un tiempo muy largo sin que te den ningún adelanto como era antes, y con el cobro de las posibles ventas al siguiente año en algunos casos. Si publicas en enero no cobras nada hasta pasado el primer trimestre del año siguiente. Claro que las ventas son muy pocas para un autor que nadie conoce, pero hace ilusión que te ingresen en la cuenta cinco euros o los que sean a los dos meses, que ese es el plazo que pone Amazon, y si resulta que vendes algo todos los meses, pues el ingreso ya es mensual. Pues bien, Amazon te facilita la publicación sin pago alguno y sus condiciones son mejores.
La gran editorial española, cuyo nombre no pienso mencionar y eso que tengo un contrato con ella, perderá paso a paso o libro a libro la batalla de la publicación y la atadura a los autores que puedan ir saliendo a la luz y valgan la pena. Eso de entrada era en Ebook, pero hoy ya es en el libro impreso y la industria española se queda cada día un paso más atrás de Amazon.
Esto es así primero por no querer ir con los tiempos y tratar al Ebook de mala manera y poner unos precios abusivos para los lectores. El abuso va también hacia el autor al que imponen pero no dan ventaja alguna no ya con el Ebook, tampoco con el impreso. Han llegado a ese abuso de no fiar en nadie nuevo y si lo hacen lo maltratan. Lo que no sucede en Amazon y por ello yo no voy a publicar en otra parte y son treinta las novelas que saldrán mías en Amazon en impreso, la gente las comprará poco como poco lo hacen con los Ebooks, pero ese poco me valdrá la pena y la ganancia no será, desafortunadamente, para una editorial española. ¡Triste!

22 enero 2015

Draghi y EL Filósofo de Pardillo: NOS HACEN SONREÍR

Vamos a tratar entre todos que este año sea mejor o por lo menos menos malo que el anterior. El banco central europeo —BCE— comenzará a comprar deuda, después de casi dos años y medio prometiendo hacerlo, o sin el casi. Eso tiene que suponer que los bancos podrán destinar más dinero a empresas y particulares, en consecuencia la rueda de la economía debe de girar con más brío y reducirá el paro. No será cosa de magia, vamos que los millones de parados seguirán ahí tiempo, solo que día a día serán menos y esperemos que no pare de girar la rueda hasta lograr una cierta estabilidad, es decir, una cifra de parados menor y que el sistema pueda atender.
Esta noticia nos permite un esbozo de sonrisa, quedan miles de dudas, pero nos hace tanta falta tener algo positivo que celebrar, que ya sin pensar más lo celebramos. Así debemos seguir, con una sonrisa porque las cosas serias vayan mejor y también por aquellas que puedan ser menos serias, pero que contribuyen a que podamos sonreír.
Yo intento que alguien sonría con algo sencillo y que está en mi mano poder darlo, lo doy gratis durante cinco días a partir de mañana. Una novela no resuelve la vida ni los problemas de nadie, pero ayuda a pasar el rato y quizá en este caso pueda hacer surgir la sonrisa de quien poco o ningún motivo tenga para sonreír.
No perdamos la esperanza, golondrineros, o no tendremos nada.