04 mayo 2012

LA VIEJA FE SIN ALMA

Después de leer el artículo de Interviú y saber que no es una promoción de la lactancia materna, sino una muestra de la dejadez y despilfarro de recursos de lo que ya parece tierra de nadie. Te queda el resquemor de lo cierto, por injusto. Injusto porque quienes allí pasamos tantos años, podemos parecer culpables de todo lo que allí quedó, tal que no nos hubiéramos ocupado de recoger los productos para el nuevo hospital. No, hicimos lo que nos mandaron, no teníamos que llevarnos nada; es más, volvimos a hurtadillas para recoger algunas cosas que fueron necesarias. Quienes mandaban tenían prisa. Cierto, tuvieron mucha prisa en estrenar La Nueva Fe. Demasiada para los tiempos que corren y por todo lo que supone para la gente que debiera atender el hospital de zona en los terrenos de La Vieja Fe. En el proyecto inicial, cuando éramos ricos en sueños, estaba el hospital previsto. Pero llegó la crisis y nos borró los sueños y el sueño. Fue mucho antes de que la viéramos pero aquí se ocuparon de ocultarla y las arcas quedaron vacías. Tanto que tuvieron que echar mano de todo lo habido y por haber, para hacer el faraónico hospital de La Nueva Fe. Dejando como si fuese lastre otros proyectos menores, quizá mucho más necesarios para la gente, pero no tan plausibles para los políticos. Una vez más, el afán de pasar a la historia haciendo grandes obras, ganar unas elecciones a base de salir en la portada de periódicos luciendo falsos resultados... En resumen y para no casaros, de gastar como y cuanto han querido los políticos, sin pensar en la necesidad del pueblo ni la oportunidad en cuanto a la economía que tenemos. Nos ha llevado a una deuda que hoy casi hace imposible atender la sanidad en nuestra comunidad, si no es a base de los desmesurados recortes en los sueldos de los empleados públicos, como si nosotros fuéramos los culpables. Para morir de risa, si no fuese de llorar a lágrima viva. Es tener el mejor hospital de Europa o uno de los mejores y ni un puto euro para pagar lo que debemos ni lo necesario para atenderlo. Mientras, las ratas roen las entrañas de La Vieja Fe. Antes y supongo que aún ahora, fueron malhechores o necesitados, quienes asaltaron por donde pudieron y robaron cuanto quisieron. Ese hospital podría estar reutilizado en lo que es necesario para un cupo de 250 0 300 mil habitantes. Pero para eso hace falta dinero y no lo hay, así de simple es el tema. Y ni una manifestación ni cien harán que funcione La Vieja Fe, a menos que ocurra un milagro y le toque la primitiva a la administración, puedan habilitarlo y dotarlo en lo necesario. Si hay enfermos, del tipo que sean y nadie tiene prisa en que los laboratorios y demás servicios pasen a su nueva ubicación. No es solo porque no hay dinero para ello, que no lo hay. De esa manera sigue siendo utilizado para servicio público sanitario. De no ser así, los terrenos tendrían que pasar a los herederos de quien los donó en su día. Así que yo les aconsejo a los vecinos de la zona y posibles usuarios del hospital, propongan a quien corresponda, encargarse de limpiar el hospital. Recoger lo que esté en buen uso, vender para chatarra lo no utilizable y hagan una colecta dominical en la misa o en el parque y con ello lo pueden poner en marcha, con otro nombre, el que quieran, porque ese es su hospital. La Fe ya no está ahí, se fue más cerca del mar para poder soñar con el vuelo de las gaviotas que cada día pasan cerca de ella. Me pareció romántico y todos los días las miraba con ilusión. Hasta que alguien me dijo que iban en busca de comida a los estercoleros. Las gaviotas son saprófagas, comen detritos. ¡Jod...! Y yo embobada cada día con ellas. Ellos lo hacen peor, acaban con las ilusiones y con la esperanza, encima ni perdón que piden. Nunca pedirán perdón al pueblo valenciano sus gobernantes por lo que nos han hecho, como tampoco lo hará el señor Zapatero a los españoles. Pero la gente de a pie, los que cada día tratamos de cumplir con nuestra obligación, con más o menos acierto pero con buena intención y sin esperar votos ni buenos aposentos. Tenemos derecho a decir alto y claro a los políticos. ¡Arrepentíos malditos! De vuestros pecados o delitos. Porque si pecado es construir una Nueva Fe, sin el dinero para ello; delito es dejar morir a La Vieja Fe, porque ya no vale para salir en la foto. No todo es tan malo, pero no gracias a nuestros políticos, sino a la buena gente que a diario intentamos que las cosas funcionen. Renegamos y protestamos, pero ahí estamos. Ha pasado más de un año desde que inauguramos a bombo y platillo la Nueva Fe de Valencia. Como tocaba a un hospital de esta envergadura y categoría, no solo por sus instalaciones, lo último de lo último, sino también o más aún por las personas que en él trabajan cada día. Muchas de ellas, de lo mejor en su especialidad y en su quehacer diario. Lágrimas, sudor y noches de insomnio, por todo lo que sufrimos, costó poner en marcha al gigante blanco. Pero lo logramos, a pesar de todo, con gran esfuerzo y mucha ilusión de algunos y no tanto de otros. Hoy, aún queda mucho por hacer, pero vamos haciendo camino al andar. Porque eso sí, andar andamos lo que no está escrito. Es una parte importante de la tarea diaria y lo hacemos la mayoría a buen paso, con ritmo y zapatillas deportivas. Los tradicionales zuecos han tenido que pasar en muchos casos a la historia, los pasillos de La Nueva Fe requieren gran dinamismo en la marcha. Y ese tiempo en el andar, lo restamos en atención. Por más que deseemos atender igual, las horas tienen los mismos minutos que antes, pero los metros de los pasillos se han multiplicado por mucho. Aunque la gente anda rápido, un médico por ejemplo, si pasa de una sala a otra para ver a sus pacientes, ocupa casi más tiempo en andar y en escribir en el ordenador, que en verlos. Es lo negativo del gigante. Esta macroestructura no está aún terminada. Falta el pabellón A, y con él una serie de servicios que siguen prestándose en La Vieja Fe de Campanar. Lo cual obliga a transportar a diario hasta allí, las muestras para análisis ordinarios o cuerpos. Por lo general no suele haber problemas al respecto y con el sistema informático integrado en los dos hospitales, los resultados son conocidos por ordenador en cuanto el análisis está hecho. Ya no circulan los volantes con los resultados dando pie a extravíos. Nada que objetar, salvo la impresión que puedan dar quienes transportan las muestras. Pero si somos coherentes con los hechos, por dejar una nevera en el suelo mientras proceden a su descarga, no peligra en modo alguno la muestra que va en su interior. Ahora bien, quienes realizan esa labor debieran tener un mayor cuidado aunque solo sea por cuidar la imagen o por respeto a lo que están manejando. Tampoco tengo nada en contra del sistema de esterilización actual puesto que es el mismo que se hacía antes y el transporte ha mejorado, una caja que va cerrada para cada servicio, tanto a la ida como a la vuelta. Si el material tiene residuos tras la esterilización es porque no se ha limpiado antes de mandarlo, algo que tiene que hacerse en la sala o en el quirófano y no por quien esteriliza. Las cosas como son, no por escribir un artículo más o menos llamativo vamos a desfigurar los hechos. Hay mucho de mejora en La Nueva Fe, tanto para los pacientes como los profesionales. Quizá lo peor y que no tiene remedio es su estructura en cuanto a las salas, largas en exceso y con unas habitaciones individuales cerradas. Para los que estábamos acostumbrados a trabajar en el hospital materno-infantil, eso es causa de cierto desasosiego, no tienes tan a la vista al paciente y no siempre puedes fiar de monitores o familiares, lo que obliga a extremar la vigilancia del paciente. También hay quejas, unas con más razón que otras en cuanto a la estrechez de algunas consultas externas, mientras hay centenares de metros perdidos en vestíbulos y lugares infrautilizados. Pero es lo que hay y por tanto, tenemos que aclimatarnos al medio y no el medio a nosotros. En su momento, al principio, traté ver lo positivo y sigo en ello porque aquí estamos y aquí seguiremos si el cuerpo nos aguanta. En cuanto a La Vieja Fe, no la miro cuando paso. Para qué, es como los muertos, de qué te sirve contemplarlos pasado el tiempo. Solo verás gusanos, no a quien tú querías. Están sin alma, voló al cielo o a los infiernos, pero allí ya no está. Eso le pasa a La Vieja Fe, ya no tiene alma. http://www.slideshare.net/tribunaram/interviu-losdesastresdelafeEn el enlace puede leerse el artículo de Interviú.

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