17 marzo 2013

FRANCISCO I, ¿SE HIZO LA LUZ?


¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!

Hace poco escribí sobre Francisco de Asís, (si quieres leerlo, aquí tienes el enlace) http://golondrinasverdes.blogspot.com.es/2012/12/recortes-en-el-portal-de-belen.html
con motivo de los recortes en el belén hechos por el anterior Papa.

Dije en esa ocasión, que: “San Francisco de Asís predicó y vivió en la pobreza, ayudó a enfermos y desfavorecidos. Es un santo respetado incluso por aquellos que no creen en los santos ni son católicos”. También mencioné el flaco favor que le hacía a San Francisco, patrón de los belenistas, y que quizá fuera porque no interesaba un santo con su carisma, ya que el Vaticano no era precisamente un modelo de pobreza.
Es curioso ver qué pronto han cambiado las cosas, de menospreciar el anterior con su gesto, a San Francisco y a la tradición de millones de personas. A encontrarnos con el nuevo dirigente de la Iglesia que adopta justo el nombre de Francisco, pensando en el testimonio de San Francisco de Asís, y es capaz de pronunciar la frase con que he iniciado este comentario.

Un rayo de esperanza ha iluminado la oscuridad que reina en el Vaticano. En apenas nada, Francisco I ha logrado un cierto respeto, no ya por aquellos que creen a pie juntillas cualquier hecho o dicho del Papa, solo por ocupar el puesto; sino por muchos de los que, críticos y no creyentes o poco sólidas sus convicciones, lo observan con lupa en cada uno de sus gestos.
Vivimos tiempos difíciles, momentos en que hacen falta muchos “Francisco de Asis” y son pocos los que vemos, sobre todo en altos cargos y menos aún en el Vaticano. La alta jerarquía de la Iglesia Católica deja mucho que desear y pierde adeptos la institución. A la gente no la ganas haciendo lo contrario de lo que predicas o dando discursos obsoletos y ajenos a la realidad de los que sufren penalidades. Tampoco cerrando los ojos a sus necesidades y expresiones de su libertad en lo sexual. Ni, por supuesto, mirando para otro lado cuando surge el escándalo interno causado por uno de los delitos más aberrantes, como es el abuso de menores. Ni mencionar quisiera porque me revuelve, los ocultos trapicheos financieros; actúan como si fuesen vulgares mafiosos y puede que lo sean algunos pues el poder que ostentan se lo permite.
Hay muchas personas, católicas, gente corriente; también curas y religiosos que hacen a diario una labor solidaria y desinteresada, digna de elogio. Pero no se aprecia lo mismo en el Vaticano. Si el nuevo papa Francisco I logra un mínimo cambio en ese aspecto, todos estaremos agradecidos. Porque no es justo y está muy lejos de la moral, es más, es delito por acción u omisión que sigan en la línea actual y de espaldas a la cruda realidad.
Hay diversas opiniones con respecto a su trayectoria hasta el día de hoy, algunas no son positivas. Ocurrió algo así con el anterior, no convenció al principio ni tampoco al final. Un final tan oscuro como los entresijos internos del Vaticano, pero le permite pasar a la historia por ello y no por razones más escabrosas. 
Dicen que la cara es el espejo del alma, pues bien, nunca me gustó esa cara, la del anterior. En cambio, el actual tiene una faz papable; una sonrisa y maneras que invitan a la cercanía y cierto carisma que, el tiempo dirá si hace honor al nombre de Francisco y tal cual como aquel por quien se lo ha puesto, logra el respeto de aquellos que no creen en los santos ni son católicos. Falta hace.

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