14 agosto 2010

"LILIANA Y DA VINCI" ES UNA BUENA NOVELA

He vuelto a corregir mi novela Liliana y Da Vinci porque la he puesto también en E-book y era necesario hacer una revisión antes. Es curioso, lo haces veinte veces y crees que ya está todo correcto y, ¡zas! Vuelves a leer y siempre encuentras algún fallo. Es bastante molesto, decepcionante en parte aunque comprensible, casi te la sabes de memoria y la vista va por delante de la lectura impidiéndote ver alguna falta o ese acento incorrecto.

Están todas mis novelas por corregir en profundidad, porque siempre me entra la prisa al terminar de escribir. Quiero ver el libro, tenerlo entre las manos, saborear de alguna manera lo realizado. Es un placer, casi un vicio, que te satisface y enorgullece. Los libros tienen ese algo superior, irreal o fuera de lo cotidiano. Que tú seas capaz de crear es mágico, no te lo terminas de creer y, ver tu nombre en una portada te llena y te impulsa a continuar en ese camino. Por el que no sabes si andas bien o mal, pero te seduce de tal manera que no puedes dejar de hacerlo.

Liliana y Da Vinci me ha vuelto a encantar. Tiene de bueno mucho. No está bien que sea yo la que lo diga, pero ya que no tengo a ningún crítico que se ocupe de ello; me tomo, no la molestia, sino el placer de decirlo. A lo largo de la novela está Da Vinci, con lo poco que conocemos de su vida y, mucho de su obra, sus inventos y, sobre todo de algunas de sus pinturas. Me he recreado en comentarios que pueden no ser muy técnicos pero seguro son del agrado de quien pueda leerlos. He visto algunas de sus pinturas con detalle y me han encantado las conclusiones a las que he llegado, o mejor dicho, a las que han llegado los protagonistas de la novela, pues son ellos, no yo, quienes los hacen. Resulta muy interesante descubrir facetas que para muchos pueden ser desconocidas del genial Leonardo.

La idea de introducirlo en la novela ha sido original, uno de los protagonista está estudiando todo lo que encuentra de él y a lo largo de la novela va desgranando lo que descubre. Le ayudan parte del resto de los que intervienen en la historia, eso propicia comentarios y discusiones bastante entretenidas, por supuesto, enriquecedoras.

A la par se desarrolla la novela en la que, por supuesto, hay más de una historia de amor que nunca puede faltar porque forma parte de la vida. También un canto a la amistad, al buen rollo de gente que vive sin egoísmos, con la naturalidad que da la juventud y el aire toscano de Florencia. Pero no falta una pizca de maldad, intriga y, de sentido de la justicia en su resolución. Los buenos vencen, los malos purgan sus culpas.

Liliana y Da Vinci está escrita con fluida sencillez, aun siendo amplio su contenido, no tanto en número de páginas sino en todo lo que expone. En realidad solo le falta una firma, un autor conocido. Es el único gran defecto que tiene la historia. Que es algo más que buena, no voy a decir excelente porque no soy “aún” una buena escritora, pero todo se andará porque lo que sí sé es contar historias y esta es de las que entretienen de verdad.

Os la recomiendo como lectura de verano y de invierno, porque seguro que si llegáis a leerla ahora, la volveréis a leer en el invierno. Un consejo, no la empecéis sino tenéis tiempo, porque engancha y os fastidiará tener que dejarla a un lado para atender cualquier cosa. Eso les ha pasado a quienes la han leído y, por cierto, a todos ha gustado.

No os olvidéis de poneros una copa de limoncello con mucho hielo para acompañar la lectura, es el complemento perfecto.

Buenas noches, golondrineros, sed felices. Ciao.

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