03 enero 2011

FUMAR O NO FUMAR / LA MINISTRA PAJÍN TE LO DIRÁ

Hace años, expertos en nutrición dieron por malo al aceite de oliva. Mucha gente dejó de consumirlo. Tiempo después, dijeron lo contrario. Es más, lo calificaron de oro líquido para el organismo y, lo recomendaron no solo para comer, también para la piel. En mi casa, al igual que en la mayoría de España, usábamos aceite de oliva. Mi madre jamás dejó de utilizarlo: “Cómo va a ser malo ahora, si siempre ha sido lo mejor”. Así que no hizo caso alguno de lo que decían, siguió cocinando, aliñando nuestras ensaladas y dándonos pan con aceite como el mejor manjar del mundo. Lo era y, por fin “los expertos” así lo reconocieron.

Lo mismo ocurrió con los huevos. A las pobres gallinas casi las aniquilan. Nada de uno o dos huevos al día ¡qué barbaridad! Eso era una bomba para el cuerpo, no sé la cantidad de colesterol que podía producir su consumo. Así que limitaron la ingesta a dos o tres por semana, si uno tenía la salud de hierro. Pues bien, ahora puedes comerte uno o dos al día. Porque, aunque es cierto que el huevo tiene colesterol, no va acompañado de grasas saturadas. Ya no supone un riesgo para las arterias. La de huevos que han dejado de consumir en este país por recomendación médica —¿Será por eso que andan escasos?— En cambio ahora, predican sus excelencias, a lo que hay que añadir su bajo coste, algo nada despreciable dado los tiempos que corren. Y, también, según algunos estudios, son buenos para adelgazar, sí, eso dicen. Desayunar uno o dos huevos cocidos, revueltos o en tortilla, es excelente en la dieta para perder peso. Ya ves, otra vez tenía razón mi madre. Siguió haciendo la tortilla de patatas como siempre y, en francesa, fritos, hervidos o escalfados. Lo único que lamentaba era no tener gallinas, porque eso sí: “Para huevos, los de casa, esos son los mejores”.

Y de las sardinas, ¿qué? Bueno de las sardinas, salmón, atún... Pescado azul, lo peor de los mares. Vamos que, ni olerlo. Por entonces, lo del salmón en mi casa ni lo conocíamos, pero la sardina y el atún, vaya que, era lo habitual. Y afortunadamente así continuó, a pesar de los expertos. Otra vez hizo bien mi madre, porque según parece son una auténtica clase A para el cuerpo, porque son ricos en ácidos grasos omega 3. O sea, buenísimos todos los pescados azules y muy recomendado su consumo incluso para el desarrollo neurológico y ocular del feto. Ahí es nada.

Podría seguir y, sigo con el chocolate, los frutos secos, la margarina, el vino... Y, la cerveza, que no veas. Hicieron un estudio en un convento de clausura a las monjas de unos setenta años. Les dieron medio litro de cerveza diario durante dos meses, mejoraron aquellos parámetros que mayor incidencia tienen con los infartos. No cuentan el estado de ánimo de las hermanas, que seguro les fue de maravilla. A mi madre le encantaba y a mí también.

Y acabo con el café, porque ahí tengo experiencia directa. La de millones de personas que han tenido prohibido el café durante años y años. Porque subía la tensión y no sé cuántas cosas más muy nocivas. Pues ya no es así. Puedes tomar tres tazas o más al día según lo concentrado. Porque previene o frena el Parkinson y el Alzheimer. También evita las bacterias de la boca, reduce la incidencia de algunos tumores, de cálculos biliares y renales. Y lo mejor, su efecto en el ánimo.

Mi madre decía aquello de: “El café da vida” Y aunque estuviese pocha por cualquier causa, no dejaba de tomarlo, en contra de la opinión de los “expertos”.

Solo un día no quiso tomar el café después de comer, no le apetecía. Murió esa noche.

Bien, según los “expertos”: fumar es malo, muy nocivo. Te llenas de cáncer, tienes bronquitis crónica, te pones gorda o no engordas... Y, es cierto, todo eso ocurre. Pero no te libras aunque no fumes. Esto es como la lotería, todos estamos en el bombo y nos toca a cada uno lo que le toca.

El gobierno, con la ministra Pajín, “experta en salud”, al frente del ministerio de Sanidad, nos prohíbe fumar en casi todas partes. La Ministra, insta a denunciar a los fumadores que incumplan. La Santa Inquisición ha resucitado, no me extraña, con tanto remover la memoria histórica. Al tiempo, aumentan los puntos de venta de cajetillas de tabaco, ya con el precio alto y aún subirá más. Con el fin de ver si nos rebelamos y teniendo mayor oportunidad de comprar, consumimos más. Porque de eso se trata, es un juego psicológico. Prohibir estimula el trasgredir.

Y no acaba ahí la jugada, los asesores trabajan, está claro. Dieron una moratoria a la aplicación de la ley de unos meses, como una gracia, pero solo era para coincidir las subidas con la entrada en vigor de la ley. Con lo cual hablamos del fumar, que siempre es controvertido, y no de que ha subido el pan, el trasporte, el gas, la luz...

Lo más sencillo para que no fume la gente es no vender tabaco ¿Y renunciar a unos 12.000 millones de euros anuales? No, claro que no, ni locos. Y no les ha importado un comino el coste que supuso para muchos adecuar los locales con la ley anterior. Actúan de forma vandálica, no les importa el país ni la gente. Hacen "buenos" otros tiempos, que no lo fueron tanto, pero visto lo visto... Casi nos hacen volver la mirada y, ya es pena eso.

Con los tiempos que corren era muy necesario hacer “humo” que oculte el agresivo afán recaudatorio del gobierno y su inoperancia frente a la crisis. Ese gobierno cuyo presidente dijo haber ganado a los poderosos. Les sube el pan a los pobres, pero qué importa, si ya no pueden comprarlo. Pero eso ni mencionarlo, de esa parte, no se ocupan. Humo, humo, humo...

En fin, yo seguiré fumando en mi casa. De momento mando yo, vivo sola, espero que no me invada la Santa Inquisición mi espacio privado.

Y lo hago enrollado que aún no es tan caro. Esto es la memoria histórica, hago lo mismo que hacía mi abuelo. Bueno yo tengo una maquinita, porque no me aclaro con las manos.

Mi padre fue cultivador de tabaco gran parte de su vida, él jamás fumó, pero nunca me lo prohibió. Y si mi padre no lo hizo, al gobierno no se lo permito. Podrá limitarme en el exterior, pero nunca podrá doblegar ningún gobierno mi interior. Aunque un día dejen de vender tabaco, que no lo harán, seguiré fumando con mi imaginación. Con la que no podrá acabar la Santa Inquisición.

Buenas noches, golondrineros, sed felices. Y dejad de fumar que, no no es bueno para la salud, lo digo en serio.

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