10 febrero 2013

FRENTE A LA CORRUPCIÓN, LA LECTURA.


No tengo la suerte de ser hija de algún político corrupto ni desciendo de familia ilustre o ilustrada. No he salido en la televisión contando amores o desamores más o menos inventados. Tampoco me he desnudado frente a una cámara. No sé cantar ni bailar y no me relaciono con gente de postín o de la farándula. No soy una potentada que pueda hacer una gran promoción de su obra por medio de una editorial de renombre, eso también sirve aunque no te conozca nadie. Poderoso caballero es don dinero, pero no cuento con su favor.
A pesar de todos esos inconvenientes, me ha dado por escribir, y claro, quiero ver mi obra en un libro y no en el gusanillo en el que hasta ahora estaba. He publicado tres novelas, pagando yo por supuesto. Porque no publican nada de alguien que no es nadie. Para ser “alguien” tienes que tener algo de lo dicho al principio. No importa tanto si la obra es buena o no, lo que realmente interesa es poder hacer una promoción gracias a ser “alguien”. Entonces sí te publican y además pagan a cuenta de lo que suponen van a vender. Si la obra es mala de remate, venderán en la medida que el nombre del autor interese y luego todos se olvidarán de ella. Suele ocurrir, pero ya se ha vendido y la editorial se frotará las manos y el autor habrá engordado algo sus bolsillos.
Aconsejan, a los que como yo andamos de principiantes, que nos presentemos a los concursos. No a todos porque los hay que requieren que sea “alguien” para dar el premio, incluso piden que escriba para obtenerlo porque ya han decidido que ese año le toca a fulano. Aun siendo así las cosas, voy mandando alguna, casi es más difícil que la lotería pero no pierdo la esperanza.
Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como. Una vez publicadas con todos los requerimientos legales y recibidas, hay que pasar a la segunda fase, venderlas. Pero, siempre hay peros, sin promoción ni una escoba vendes y menos ahora que anda la gente escasa de recursos; algunos, otros justo lo contrario, pero esos no leen libros. Me he puesto a la tarea de la publicidad y he hecho un cartel que colgaré, si me dejan, en el hospital en el que trabajo. También dejaré en algún que otro quiosco, y a esperar que se vendan para recuperar el dinero y poder seguir editando.
El caso es que quien lee una quiere leer otra, porque gustan aunque no sea una buena escritora, me falta mucho por aprender. Pero, otro pero, para que lean la segunda tienen que haber comprado y leído la primera. En fin, una perogrullada.
Estas son las tres novelas, tres, son tres y quizá ninguna es buena. O puede que sí, a mí me gustan y espero que gusten a quien las pueda leer.



Leer es una lucha silenciosa contra la dictadura de los poderes que quieren amargarnos la vida. No lo conseguirán, seguiremos leyendo y soñando.

¡Que nadie anule tus sueños ni tu sonrisa!


Sed felices, golondrineros, ciao.



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