¿Quién
inventó el mundo? El porqué y para qué de la existencia; quizá
son preguntas que en algún momento nos hacemos. Pero ¿tenemos
respuesta a todos o parte de esos interrogantes? Puede ser que las
tengamos si aceptamos lo que las distintas religiones dicen. También
la ciencia da algunas respuestas, mas no siempre son convincentes.
Tampoco todas las personas que se cuestionan aceptan como buenas las
razones que dan unos y otros. Obsesionarse en saber cuál fue el
principio del mundo y el sentido de la vida puede llevar a la locura.
Cuando
alguien tiene una inteligencia superior a la media y centra su
atención en estos temas de manera solitaria e independiente, puede
llegar a conclusiones muy personales, incluso peligrosas para su estabilidad psíquica.
Es
el caso de Carla, su egolatría la lleva a querer ser semejante a
Dios. Considera que Dios, al que llama Inventor, juega con la gente y
ella quiere hacer lo mismo. Llegará al máximo en ese objetivo y
arrastrará hacia el mal a otras personas solo por divertimiento.
Tras
varios intentos de suicidio es recluida en un centro, La Villa. El
doctor Giardini fracasa en su tratamiento y cede a Paul, su amigo, a
la paciente. Tampoco Paul logra nada, al contrario, es él quien
acaba mal.
La
primera parte de la novela concluye con Carla ingresada ya de por
vida.
En
la segunda parte de Locura del Vivir encontramos la historia de
Regina, una joven condenada por haber asesinado a su padre y cuya
vida es todo un misterio. Desde su detención y tras años de
reclusión en un psiquiátrico no ha pronunciado palabra alguna. La
mandan a La Villa para que sea allí atendida.
Anabella,
la mujer de Giardini, se implica totalmente en su recuperación
porque está convencida de que lo más necesario para la joven
Regina es el afecto.
Tanto
la vida de Carla como la de Regina son investigadas por Ezio, quien
junto a, Angelo, un anciano sacerdote, logra por fin aclarar el
oscuro pasado que guardan.
Se
hará la luz en cuanto a la historia de estas mujeres, pero las
preguntas quizá sigan sin respuestas. ¿Podemos igualarnos a Dios?
La
trama transcurre en plena Toscana y en Sorrento, los personajes son
claros, cada cual en su papel. Destaca la entrega a su trabajo del
doctor Giardini y el amor que derrocha su mujer Anabella.
No
es solo una historia más para entretener, ni un profundo tratado sobre el tema, es una novela, pero quizá nos surjan
preguntas. Aunque si eso ocurre, no las respondamos en solitario
porque podemos equivocarnos, y lo que es peor, obsesionarnos.
Ahí está, colgada en Amazon y espero en unas horas gratis durante cinco días. Pero esta vale la pena incluso si hay que pagar, aunque sea barata os aseguro que la novela no es de saldo. Un regalo para los que les guste pensar en el porqué y para qué de la vida. Y para los que no piensan es su oportunidad de empezar.
También hay amor, pinceladas toscanas y por supuesto limoncello.
Esta vez no es leer por leer y cualquier novela vale, nada de eso, así que si solo os interesa pasar el rato no os molestéis.
Sed felices golondrineros.
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