09 abril 2011

NUEVO HOSPITAL LA FE DE VALENCIA. OCTAVA SEMANA.

Y van ocho. Con pocas novedades, bueno sí, hoy hemos hecho un cambio en el mobiliario. Todos a una, como aquellos de Fuenteovejuna, la mejor manera de llevar las cosas a cabo. Sí, cuando las cosas no se han hecho bien por los que dirigen, el pueblo tiene que unirse para actuar y reivindicar que se haga justicia. Eso fue lo que hicieron todos los de Fuenteovejuna ante la tiranía del comendador.

Lo nuestro ha sido solo cambiar unos muebles de lugar, un hecho tan simple nos ha supuesto un alborozo, tal que si hubiésemos conseguido derribar una muralla. Con la sensación de estar saltándonos una norma que de tan absurda rayaba en el ridículo y, sin embargo, hemos respetado hasta el día de hoy. Después de ver que nuestras vecinas ya los habían cambiado de sitio, nos hemos hecho el ánimo. Arrastrando armarios hemos comenzado la mañana, sudando de lo lindo, porque ya nos dijeron que esos muebles no los iban a mover los celadores.

Ni tampoco piensan encargar a los celadores el reparto del correo. Han puesto unos buzones en cada planta, como esos de los apartados de correos, y pretenden que vayamos a recogerlo el personal sanitario, hoy nos han dado la llave. Nada, a unos ciento cincuenta metros de la sala o más. Puede que sea bueno que nos sublevemos porque eso nos une y, el pueblo unido jamás será vencido, así lo cantaban los Quilapayún. Aquí no hay ninguna reivindicación política. Tratamos de hacer el trabajo en condiciones menos adversas porque ello redundará en una mejora en la prestación del servicio. Y de eso se trata.

Hablando de armarios, hemos tenido que descerrajar uno. No teníamos la llave, alguien se la había llevado y era preciso abrirlo. Los técnicos de mantenimiento nos dijeron que: “no están para romper cerraduras”. Así que lo hicimos nosotras, costó Dios y ayuda. No entendemos lo fácil que parece lo tienen los que roban, porque siguen robando. Han tenido que reforzar las puertas de algunas taquillas de los vestuarios porque las abren a dos por tres. Suerte que hay un nutrido grupo de seguridad paseando el hospital.

Una novedad, han puesto una placa con la letra de cada torre a la entrada de los ascensores. Había un papelito, así de cutre era el rótulo. Bien, vamos mejorando. Pero falta, entre lo mucho que queda por hacer: Seguimos sin tener dónde echar los papeles en el exterior, tal cual, en un espacio inmenso no hay ni la más mínima papelera. Estoy segura de que las pondrán, ¿cuándo? Quizá nos las traigan los Reyes Magos, si somos buenas.

Esta semana solo me he perdido tres veces. Una de ellas fue en el edificio que vienen en llamar algunos: “La Moncloa”. Lo tengo poco andado, allí está la administración y los altos mandos. También la sección de informática, a verles fui después de tres días de inútiles intentos de contactar por teléfono, para que nos resolviesen un problemilla. Dos habitaciones habían desaparecido de la pantalla y no había manera de poder solicitar a la cocina el menú. No dejaron de comer los niños por ello, pero tuvimos que hacer malabares para conseguir que sirvieran lo necesario. Hemos mejorado, antes se descolgaba el programa entero.

En fin, es cuestión de tiempo. Cada día que pasa es uno menos para lograr que todo esté en orden.

Y también es uno menos para la boda más sonada de esta primavera. No, no es la del Príncipe Guillermo, para nada. La boda de más tronío es la de Lucia Igual, una de nuestras Resis. Será, Dios mediante, el próximo sábado. Se espera buen tiempo. Soleado y, la temperatura en su punto justo para tan notable acontecimiento. Mi felicitación por adelantado.

Buenas noches, golondrineros, sed felices.

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