21 agosto 2011

JMJ MADRID 2011. LA PAZ SEA CON TODOS

No me gustan los fanáticos, no importa de qué color sean. Y los veo a diario en eventos o manifestaciones pro y contra el aborto. A favor de la globalización o empeñados en ella. Por el sistema o antisistema. En el fútbol, en la política... En fin, en casi todas las facetas de la vida.

Pero sí me gusta la armonía, la fiesta que auna. Cualquier tipo de expresión colectiva, más o menos numerosa. Que las personas realizan en paz.

La JMJ de Madrid 2011, es pues uno de esos acontecimientos que está dentro de mi agrado. Y no ya porque sea lo que es, sino por cómo es. Un acto o varios en los que cientos de miles de personas, unidas por un mismo motivo, son capaces de convivir sin enfrentamientos. De forma pacífica y saludable. ¿Qué mal hay en ello? Solo uno, agreden con su postura a unos cuantos. A esos en los que predomina: la intransigencia, la intolerancia, la mala educación. Y no quieren permitir que otros piensen o sientan algo distinto a lo que ellos dicen. Fanáticos, me desagradan y me hacen sentir vergüenza ajena.

La queja por el gasto es ridícula. En relación a la magnitud de los actos y el número de personas que han participado de forma voluntaria y altruista. La repercusión mediática a nivel mundial es mucho mayor y tendrá su rento a medio o largo plazo.

La posición expresada en contra de la iglesia católica y sus postulados es libertad de cada cual, dentro de lo que obliga el respeto hacia otros pensamientos. Por tanto es correcta si se hace en forma. La crítica obscena, violenta, agresiva con el gesto o la palabra deja de ser libertad de expresión para convertirse en un vulgar libertinaje, que sacude los cimientos de ese derecho. Y hemos podido ver muestras con ese tinte. Perdiendo así la compostura, pierden la oportunidad de hacer una verdadera crítica que otros puedan valorar de verdad.

Cierto que la cúpula de la iglesia predica más que hace y son grandes sus riquezas. Pero no menos cierto es que son muchos, pertenecientes a la religión católica, que llevan a cabo una labor inmensa por todo el mundo. Y no solo de propaganda de su creencia, ayuda pura y dura a necesitados. A veces arriesgando la vida. Y siendo eso así, ¿qué mal hay en que decidan reunirse y alentar a sus seguidores? Lo hacen los partidos y no siempre es tan loable su fin.

A nadie obliga a seguir sus principios ni acudir a sus actos. ¿Nos cuesta dinero? También los juegos olímpicos y los utilizan los gobiernos con intereses no siempre cercanos al espíritu deportivo.

Seguro que en los próximos días, la prensa dará nota de cifras, anécdotas, hechos positivos y negativos de los asistentes a la JMJ y de los manifestantes en contra. Ya hay uno que me ha llamado la atención, por lo negativo.

Un vídeo circula por la red. Al parecer, una joven (no sé si manifestante en contra o no) insulta a la policía. Si es así, ha cometido un delito aparte de dar muestras de mala educación. Un policía le da una bofetada, también comete un delito. Su obligación, si quiere hacer algo que le corresponde, es detenerla y que el juez dicte la sanción. El hombre que acompaña a la joven, la coge y a la fuerza la aparta de la policía, con buen criterio para que la cosa no vaya más lejos. Pero un policía, a pesar de ver que se alejan le golpea. Otro delito por parte de la autoridad. Y no acaba ahí la cosa. Un fotógrafo ha hecho una foto de la agresión y sin más historias, un policía le golpea dejándolo tirado en el suelo, junto con su cámara. Alguien ajeno a todo, ha grabado las distintas secuencias. Espero que la justicia actúe, aclare lo ocurrido y sancione lo que deba.

Estas posturas, tanto las agresiones verbales como las físicas, son muestra de la intransigencia, intolerancia y falta de respeto a las normas de convivencia que se suponen debemos tener. Si es la autoridad quien hace gala de ello, es aún más grave.

Nada de esto han predicado en la JMJ, no es negativo hablar de amor al prójimo y avivar sentimientos de fraternidad y paz. Quizá debiéramos escuchar, aun no siendo seguidores o no estando de acuerdo con todo lo que dicen o hacen.

La paz sea con todos.

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