29 julio 2011

ZAPATERO Y EL 20 N. POR FIN.

El 20-N serán las elecciones generales. ¿Qué ha querido decirnos Zapatero con esa fecha?

Quizá que ya ha concluido su guerra contra Franco, ¿la ha ganado? No lo sé. Pero sí es evidente, que los españoles hemos perdido mucho bajo su mandato. Mi madre, (murió hace ahora seis años) era una mujer poco letrada, pero sí inteligente y, con la Sapiencia que la edad otorga, no a todos, pero ella la poseía. Cuando vio la primera vez al señor Zapatero en televisión y yo le dije que era el candidato a la presidencia. Lo calificó de “payaso” y de que no valía para ese puesto. Yo le defendí. Aun sin conocerle, consideré que si el PSOE lo había elegido, tendría que ser bueno. Me equivoqué, mi madre tenía razón. Con el tiempo y los hechos, he tenido que reconocer que era yo la equivocada.

Pero ningún mal dura cien años y, ya por fin, la era Zapatero acaba. Las elecciones no son la panacea para curar todos los males que aquejan a este país. Son muchos y algunos muy consolidados. Pero sí permite a la gente expresar su opinión. Gane quién gane, será necesario ajustar y corregir muchos desbarajustes. Los brotes verdes no los veremos brotar con rapidez, pero hoy, yo he visto brillar un rayo de esperanza.

Esa esperanza que llevaba rota, maltrecha desde hace tiempo, porque estábamos en guerra. En un retorno a la memoria histórica, aquella que la mayoría ya habíamos guardado en el baúl de los recuerdos, en pro de avanzar hacia un mundo mejor, más libre y más justo. Olvidando odios y rencores que no sirven para construir, solo destruyen y limitan en su avance la libertad y la concordia.

Espero, deseo, ruego, suplico y exijo. Que ningún partido lleve candidatos imputados o que tengan algo pendiente con la Justicia.

España necesita avanzar y para ello es preciso que comencemos por presentar a políticos que no tengan nada sospechoso en su hoja de servicios.

Sé que será difícil, el señor Pérez Rubalcaba está ahí, y ya pedí yo su dimisión. Igual que lo hice con el señor Camps, que si bien ha dimitido de Presidente, no lo ha hecho en calidad de diputado.

Llevamos demasiado tiempo escuchando escándalos, casi siempre relacionados con mucho dinero, cuando gran parte del pueblo está asfixiado por carecer de lo imprescindible. No es justo, y ese mínimo de limpieza, deben respetarlo todos los partidos, para empezar.

La campaña no será suave, ni tibia. Justo todo lo contrario. Apelo a la dignidad que puedan tener, para que no nos martiricen más de lo que ya estamos.

25 julio 2011

MUERTE EN UTOYA // MUERE AMY WINEHOUSE

Descartado al parecer que exista una organización o trama para lo ocurrido en Noruega, queda preguntarnos si está loco el asesino. Cuyo nombre no pienso mencionar porque esa gente quiere pasar a la historia y no debemos darle ese gusto, poniendo cara y nombre, a quien tan solo es una alimaña.

Lo primero que escuchas es que es un trastornado por su ideología. No lo creo, hay que aceptar que existe gente ruin. Capaces de urdir cualquier tipo de plan para alcanzar la notoriedad y sobresalir blandiendo la bandera que defienden y tienen con mucha firmeza asentada.

Su capacidad de estrategia y organización para lograr su objetivo, dan clara muestra de su inteligencia. Cierto que puede aun así ser un loco. ¿Pero acaso tenemos por locos a los diferentes terroristas que existen y organizan atentados? No, y no es así porque tienen objetivos y motivos, según ellos claro, para llevar a cabo su lucha contra la sociedad en que se mueven o en el mundo entero. En este caso es un hombre que, según él mismo, vale por cien mil para ejecutar lo que su mente criminal ha maquinado. Y lo ha logrado sin vacilar en su cacería.

Además de criminal es un cobarde, igual que todos los terroristas, pero en su caso multiplicado por cien mil. ¿Qué fácil, no? Disparar contra gente desarmada y sin apenas posibilidad de huir. Tal que estuviese en una feria disparando al blanco para lograr el premio del osito. Aquí su premio es el dolor y el llanto de todas las familias afectadas, en definitiva del pueblo noruego y toda persona de bien de cualquier parte del mundo.

No sé cuál puede ser la condena en Noruega, aquí podrían ser dos mil años, que luego serían unos veinte o poco más. Lo justo, y debiera ser lo legal, es que no saliera jamás de la cárcel.

Descansen en paz todos los que murieron. Alcancen la paz y vivan en la esperanza de un mundo mejor los que sobrevivieron.


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Por fin lo consiguió, Amy Winehouse, ha muerto. Era su objetivo, hizo grandes esfuerzos por lograr llegar a esa meta, y llegó con los veintisiete años. Parece que es la edad adecuada para morir y pasar a la historia, sin llegar al olvido estando vivo. Acaso sea necesario el sacrificio a los dioses de la fama, del éxito merecido o no, prefabricado. Millones de discos que revierten en millones de dinero contante y sonante. Y enriquecen a cuantos manejan los hilos de la marioneta, que cree ser alguien y solo es lo que otros quieren que sea.

Pero no alcanzó sola su objetivo. Le ayudaron todos aquellos que la jalearon, que decían les gustaba cómo cantaba y comentaban con morbosidad su desvíos o desvaríos. No hicieron por mandarle miles, millones de protestas, contra su mal andar el camino. No, siguieron acudiendo a sus conciertos por ver si la veían caer del escenario. Pues bien, lo consiguieron, por fin lograron su objetivo. Amy Winehouse, ha muerto.

No fue tan buena, ni tan brillante que mereciese el brillo desmedido logrado en tan poco tiempo. Y le estalló por dentro esa luminosidad, apagando quizá la oportunidad de llegar a ser grande de verdad. Porque su voz, su manera de cantar merecían tiempo, para llegar a ser una estrella rutilante y firme. Gracias a ese ascenso vertiginoso, ha sido una estrella fugaz. Un viaje intenso, rápido y muy corto. ¿Valió la pena, Amy? ¿Os parece que vale la pena vivir a esa velocidad? Bien, pues si es así, bien está que por fin la estrella fugaz no brille más.

Descanse en paz.

20 julio 2011

SEÑOR CAMPS, LE HONRA EL GESTO.

Apenas hace nada que hablaba de que aquí no dimitía nadie y ¡vaya! Parece que ya no es así.

De la dimisión del senador Casimiro Curbelo, no pienso decir nada. Sobran las palabras ante los hechos. Y por otra parte no es comparable esa dimisión a la protagonizada hoy por Francisco Camps, al dimitir de su cargo de Presidente de la Generalidad Valenciana.

Eso era lo que yo reclamaba. No por pensar que fuese o no culpable, pero sí por estar en duda su honorabilidad por parte de la Justicia.

Nunca es tarde si la dicha es buena. Le honra el gesto, obligado quizá por las circunstancias, pero no deja de ser ejemplo. Eso es lo que debe hacer cualquier político que ocupe un cargo y tenga algo pendiente con la Justicia.

Podría haber pagado y, a pesar de todo y de todos, seguir en el puesto. Avalado por los resultados de las recientes elecciones. Los votos recibidos, fueron dados conscientes de la situación.

Pero no era de recibo que reconociese el delito y siguiese siendo Presidente. Por otra parte, él insiste en su inocencia y, por tanto tendrá que ejercer su defensa en día y forma. Motivo por el cual, la dimisión era y es lo más procedente.

Si el señor Camps puede demostrar su inocencia, podrá volver a la política reforzado por lo que hoy ha hecho. Si no fuese así, es decir, si le declararan culpable no siendo ya el Presidente de la Generalidad Valenciana. Habrá contribuido con su dimisión, a mejorar la opinión sobre la clase política, y en definitiva la de su partido.

Esperemos que su ejemplo sirva para otros, y no quede en mera anécdota.

“La esperanza es el sueño de los que están despiertos” Lo dijo Carlomagno, brindo por ello, porque aún tengo la esperanza de que las cosas mejoren. Y esta dimisión arroja un rayo de luz sobre las tinieblas que enturbian esta época de crisis.

Sed felices, golondrineros, tened esperanza.

16 julio 2011

CAMPS Y RUBALCABA: DIMISIÓN

Nadie dimite, así nos va.

Parece que el pedir una muestra de dignidad, a estas alturas y en este país, es síntoma de poco entendimiento. Vamos que somos bobos los que pretendemos que nuestros políticos tengan un mínimo decoro en su quehacer político, o en la apariencia.

No voy a entrar en si son o no culpables, ya lo dirán los tribunales. Quizá sea la historia la que sentencie si no lo hace la Justicia.

La mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo (Plutarco)

En las pasadas elecciones tuvimos que soportar los españoles, a casi un centenar de candidatos, con “dudosa honorabilidad” por estar pendientes de resolución o investigados por la Justicia. Algo inadmisible. Pero no fueron capaces los dirigentes de los partidos de apartarlos de las listas. Porque la presunción de inocencia parece ser un salvoconducto para aspirar a los cargos o seguir en ellos.

Hoy tenemos la consecuencia de no hacer caso de esa máxima de Plutarco, quizá lo consideren algunos banal el tema. Pero no lo es para mí que el presidente de mi comunidad vaya a ser juzgado por un presunto delito de cohecho impropio. Lo que viene a ser, aceptar regalos un funcionario público o autoridad. Sin que ello suponga por su parte una contraprestación alterando el buen hacer de su función en la administración. Pero infunde duda, sospecha de que puede llegar a alterar ese “buen hacer”.

Bien, esa es la ley. Aun pensando que nada ilegal ha motivado el regalo, sí lo es el haberlo aceptado.

Y, ahora, ¿qué? La dimisión es lo digno. Sea inocente o culpable. Porque no es de recibo que siga en el puesto estando pendiente de juicio y mientras dure la causa. Ignoro si existe alguna fórmula para que el señor Camps pueda apartarse del cargo mientras el juicio no esté resuelto y una vez vista la sentencia, si es inocente pueda volver a él. Pero eso sería lo correcto por respeto al cargo y a los valencianos.

Y no está pendiente de juicio el señor Pérez Rubalcaba, pero sí aquellos que estaban bajo su mando (Caso Faisán) No por cohecho impropio. Por algo más grave, que es “muy dudoso”, si lo hicieron, que fuese por iniciativa propia sin conocimiento de su jefe, el señor Ministro. Y la pregunta es la misma: Y, ahora, ¿qué? Porque puede ocurrir que el asunto dispare hacia arriba y le salpique al señor Pérez Rubalcaba. Siendo como es candidato a la Presidencia del Gobierno, no quiero ni pensar lo que supondría que alcanzase el cargo con un juicio de por medio.

Repito pues lo ya dicho: La mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo.

El Presidente Camps y el candidato Pérez Rubalcaba, deben dimitir. Aun siendo inocentes.

Y no brindo, para nada, no están los tiempos para ello.