16 julio 2011

CAMPS Y RUBALCABA: DIMISIÓN

Nadie dimite, así nos va.

Parece que el pedir una muestra de dignidad, a estas alturas y en este país, es síntoma de poco entendimiento. Vamos que somos bobos los que pretendemos que nuestros políticos tengan un mínimo decoro en su quehacer político, o en la apariencia.

No voy a entrar en si son o no culpables, ya lo dirán los tribunales. Quizá sea la historia la que sentencie si no lo hace la Justicia.

La mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo (Plutarco)

En las pasadas elecciones tuvimos que soportar los españoles, a casi un centenar de candidatos, con “dudosa honorabilidad” por estar pendientes de resolución o investigados por la Justicia. Algo inadmisible. Pero no fueron capaces los dirigentes de los partidos de apartarlos de las listas. Porque la presunción de inocencia parece ser un salvoconducto para aspirar a los cargos o seguir en ellos.

Hoy tenemos la consecuencia de no hacer caso de esa máxima de Plutarco, quizá lo consideren algunos banal el tema. Pero no lo es para mí que el presidente de mi comunidad vaya a ser juzgado por un presunto delito de cohecho impropio. Lo que viene a ser, aceptar regalos un funcionario público o autoridad. Sin que ello suponga por su parte una contraprestación alterando el buen hacer de su función en la administración. Pero infunde duda, sospecha de que puede llegar a alterar ese “buen hacer”.

Bien, esa es la ley. Aun pensando que nada ilegal ha motivado el regalo, sí lo es el haberlo aceptado.

Y, ahora, ¿qué? La dimisión es lo digno. Sea inocente o culpable. Porque no es de recibo que siga en el puesto estando pendiente de juicio y mientras dure la causa. Ignoro si existe alguna fórmula para que el señor Camps pueda apartarse del cargo mientras el juicio no esté resuelto y una vez vista la sentencia, si es inocente pueda volver a él. Pero eso sería lo correcto por respeto al cargo y a los valencianos.

Y no está pendiente de juicio el señor Pérez Rubalcaba, pero sí aquellos que estaban bajo su mando (Caso Faisán) No por cohecho impropio. Por algo más grave, que es “muy dudoso”, si lo hicieron, que fuese por iniciativa propia sin conocimiento de su jefe, el señor Ministro. Y la pregunta es la misma: Y, ahora, ¿qué? Porque puede ocurrir que el asunto dispare hacia arriba y le salpique al señor Pérez Rubalcaba. Siendo como es candidato a la Presidencia del Gobierno, no quiero ni pensar lo que supondría que alcanzase el cargo con un juicio de por medio.

Repito pues lo ya dicho: La mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo.

El Presidente Camps y el candidato Pérez Rubalcaba, deben dimitir. Aun siendo inocentes.

Y no brindo, para nada, no están los tiempos para ello.

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