17 agosto 2008

BEIJING 2008 OTROS DIOSES

Nacieron los juegos olímpicos allá por el año 776 a.c., en Olimpia, en honor del dios Zeus, dios de los cielos y protector de los hombres. Los atletas al principio iban desnudos (no estaría de más continuar así) por aquello de mostrar su buen estado físico. Las olimpiadas eran algo más que un acontecimiento deportivo, tenían representación las artes, la cultura; los políticos aprovechaban para llegar a firmar alianzas y esos días las guerras hacían tregua. También hay que decir que fueron esencialmente machistas, pues la mujer tuvo entonces vetada la entrada. Algo hemos mejorado afortunadamente.
El barón de Coubertin fue quien reanudó los juegos, paralizados durante siglos por paganos. Pensó el barón que podían ayudar en la formación de los jóvenes. Ejercer una influencia beneficiosa al incentivar el esfuerzo, el juego limpio con el respeto por las normas y la igualdad ante los retos deportivos, sin más armas que el propio cuerpo y la preparación de cada uno. Sin distinción de raza, religión ni política. Y básicamente así es.
Hoy las olimpiadas son algo más que alcanzar la gloria, ya lo fue de algún modo en Olimpia. Pero ahora la gloria va acompañada del oro, y no en sentido figurado por las medallas; es mucho lo que puede llegar a ganar un atleta de élite. Claro que son una minoría.
Ellos son ahora los dioses: Nadal, Bolt, Phelps; entre otros muchos. A ellos adoramos, por ellos pasamos horas frente al televisor abandonando quehaceres y desertizando las calles.
Y todo está muy bien, pues gozamos y sufrimos con ellos. Pero realmente ¿qué conseguimos, qué consiguen los atletas compitiendo por alcanzar mejores marcas? a menudo nos llegan a parecer dioses realmente, tal es la fortaleza que exiben. Pongamos por ejemplo a Bolt "volando" en los 100 metros.
Pero qué logramos la humanidad con esos 9,69 de Bolt ¿consigue curar alguna enfermedad?
¿Phelps ha inventado un sustitutivo del petróleo con sus múltiples medallas en natación?
Y nuestro genial Nadal, nuestro dios particular y carísmático ¿logra mejorar el aire de nuestro país?
No, nada nos queda salvo el placer de contemplarles. No están prestando un servicio de los llamados útiles al mundo. Y eso nos cuesta miles de millones a todos, a los organizadores y a los participantes.
"Es mucho mejor lograr que el mundo admire a tu país" nos dice Pau Gasol, estoy contigo Pau. Él es otro de nuestros indiscutibles dioses, y con sus palabras reivindica el patriotismo del que andamos algo cortos en esta España plural y variopinta.
Estos nuevos dioses, tan admirados, tan televisados y algunos tan pagados. Nos llenan de placer, ese es el beneficio. Ellos tendrán la gloria, pasarán a la historia y cobrarán unos réditos nada paupérrimos por su tenaz esfuerzo, lo tienen merecido. Este mundo pagano debe corresponder a sus dioses con el sacrificio, no de animales como en Olimpia, con el oro y el reconocimiento.
Nosotros nos quedaremos con el placer, con el goce para nuestra alma.
Claro que "Las cosas del alma son como un sueño de vapor" esto lo dijo hace un montón Marco Aurelio, emperador romano.

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