26 febrero 2009

ANIVERSARIO DE MI PADRE

Estoy triste, golondrineros, por Cristina, y porque esta noche del veinticinco al veintiseis de febrero es el aniversario de la marcha de mi padre a ese mundo eterno. Hace ya tantos años como los que Cristina pasó mal viviendo. Ni me he acostado, me he dormido frente a mi inseparable amigo el ordenador, fiel acompañante de mis desvelos. Tampoco dormí aquella noche, porque ocurrió el óbito cerca de las doce de la noche. Pasé las horas de oscuridad con todo lo que supuso. Flotando sobre la inercia de lo obligado, sin querer pensar en los últimos minutos del tránsito. Intenté reanimarlo, infructuosamente, con mis escasos conocimientos al respecto. Tardé meses en poder mirar, sin verlo, el sitio en que ocurrió.
Y ya duele menos recordar, pero sigue afligiéndome. Mi subconsciente me ha llevado a velar estas horas, en las que el recuerdo se hace más presente. Y llevo la semana teniendo en la mente a mi padre y sé que él también me tiene en la suya Siento esa íntima conexión que de cuando en cuando se hace presente. Y a la chita callando, como él era, (porque no fue tan hablador como yo) va colaborando en construir nuestras vidas.
Y no son palabras, son los hechos, los que por él hablan. Hoy mi sobrino Rafa va a firmar un contrato de trabajo, ayer le llamaron para confirmárselo. Vibra de alegría, mi querido Rafa, porque en plena crisis ha encontrado un empleo. ¿Es casualidad que sea en esta fecha? No, estoy segura de ello, y pensar eso aleja mi tristeza en la ya madrugada. Despierto al día con más alegría porque tengo compañía en mi caminar por la vida.
La brisa de la mañana guarda secretos para ti
no te vayas a dormir
(Rumi)

Y poco he dormido. Me acabo de tomar un capuchino hecho con la cafetera que me regalaron mis queridos Paco y Espe. Me siento renacer hablando a "los golondrineros". He encendido una vela para mi padre, que me sonríe y contempla. Voy a poner las piernas en alto a ver si vuelven a su normalidad porque dentro de un rato tengo que salir pitando hacia el trabajo. La vida continúa y tengo que estar a la altura, a mi propia altura, como siempre.
Buenos días, golondrineros, sed felices por favor.



No hay comentarios: