Y por fin habló el PUEBLO y mostró su desencanto. No escuchó los cantos de sirena de los voceros que, sin tener ideas para ofrecer, perdían su tiempo y lo querían hacer perder. Haciendo lo mejor que saben: hablar mal unos de otros. Puesto que bien, lo que se dice bien, casi nadie lo podía hacer.
Del resultado, no por esperado, menos sorprendente. Tendrán que sacar alguna conclusión, tanto los que han perdido miles de votos, como aquellos que han sido favorecidos con un espectacular aumento de su responsabilidad en el gobierno de pueblos y comunidades.
Seguro que muchos de los que tienen que dejar sus puestos, habrán cumplido adecuadamente su función y, por tanto, consideren injusto que no les hayan votado. Mediten, piensen en el porqué de esa decisión del PUEBLO.
No hay que profundizar demasiado, basta con tener presente estos años y, la actuación del gobierno. No es toda la culpa del Presidente y su equipo más directo, ni tan siquiera de aquellos partidos que le dieron su apoyo. La falta de crítica de su propio partido es quizá la mayor responsabilidad. Y eso es lo que el PUEBLO, que no tiene casi nunca voz, pero sí voto, ha expresado.
Tomen nota pues, los que han perdido y los que han ganado. Si no cumplen con su obligación, los votos les echarán de los puestos, que no son suyos, sino nuestros, del PUEBLO.
Los que han ganado no es porque sus méritos sean premiados, aún nos los tienen, tendrán que lograrlos. El PUEBLO ha considerado la necesidad de un cambio y por eso les dan esa oportunidad, no la malogren, trabajen y cumplan con lo debido o en las próximas elecciones les quitarán el apoyo que ahora les han prestado.
Y cambien todos el chip, aquí ya no dan el voto por ser de derechas o de izquierdas. Eso, la mayoría, lo tiene ya olvidado. Por tanto no sirven los discursos del amedrentar, que si vienen unos o si vienen los otros. Lo único que realmente vale es la eficacia y la eficiencia en el día a día. No las promesas, palabras que se lleva el viento. Vale el respeto público y notorio a las leyes y, la honradez necesaria en el ejercicio del poder. Vale el gobernar para todos, de cara al PUEBLO, y no de espaldas a él. Vale la austeridad y no el derroche de puestos tan innecesarios como insolidarios.
Unos cuantos miles, muchos, pero no tantos como desencantados hay. Han expresado sus quejas estos días, quizá de manera poco formal y, probablemente inadecuadas o utópicas son algunas de sus reivindicaciones. Pero qué duda cabe de que han alzado una voz que gran parte hemos coreado en silencio. Algunos han querido manipular ese movimiento, y quizá lo hagan. Pero no echen en saco roto lo que han dicho, porque tendrán que atender esas quejas, las demandas que son justas deben ir incorporándolas, para que el cambio a mejor de este país sea una realidad.
El PUEBLO ha hablado, ahora les toca a los políticos trabajar.
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