13 enero 2012

DESDE MATAS HASTA CAMPS. UN REPASO DE MALAS NOTICIAS

Casi un mes sin dar la vara a través de este medio que nos une en la distancia. No es por falta de interés, nada de eso. Tampoco por andar escasa de temas, hay de sobra. El motivo es lo menos divertido de esta manía, afición, vicio y hasta oficio no retribuido. Es decir, mi quehacer de escritora. Estoy corrigiendo una de mis novelas con la intención de publicarla. Cuesta un pico que te corrijan, ya ves, en un país en el que sobran expertos en todo. En el cual es capaz cualquiera de opinar no solo sobre los penaltis, también si la prima de riesgo sube o baja por esta o por la otra causa. Pues bien, lo que es corregir un texto de verdad resulta muy caro. No tengo más remedio que intentar enmendar yo misma los posibles defectos.

Aunque visto lo que, según dicen, cobraba un periodista por escribir los discursos del antaño presidente de Baleares, señor Matas. Parece calderilla. No he tenido ocasión de leer ninguno de esos discursos, pero seguro eran merecedores de algún ilustre premio literario para tener tan alto coste. Y digo yo, cuán trascendentes serían esas arengas para precisar tan ilustrada pluma.

Claro que, es frecuente entre algunos políticos o altos cargos públicos, pagar a precio de oro incluso de brillantes, lo que no merece calderilla.

Pero no todo es de calderilla, vale lo suyo y está pagado con lo que no es suyo pero lo comen, lo visten o lo disfrutan de lo lindo. También en estos casos tiran de chequera pública, así cualquiera, para darse el gusto de unas buenas mariscadas o excelentes cenas en prestigiosos restaurantes. El montante ronda en un año los 92.000 Euros. A eso hay que sumar compras de ropa de gran marca, bolsos de Loewe, viajes de vacaciones con la familia... hasta el tabaco. Nada, un poco más que calderilla, el asunto está en unos 30 millones de Euros. Estoy hablando de los zampabollos que dirigían la planta depuradora de Pinedo en la Comunidad Valenciana. Los llamo zampabollos por no decir otra palabra, puesto que son presuntos todos los imputados, pero aquí se cumple aquello “No solo de pan vive el hombre”. Y si bien también pagaban con dinero público facturas del supermercado, hay otras que no son tan de comer, sino de j... que también las pagaban.

Es evidente la afición que tiene la gente a ir de juerga con el dinero de los demás. En el caso del exdirector de Trabajo y Seguridad Social de la Junta de Andalucía, según cuenta el chófer de este señor. Los dineros, 450.000 Euros, se les iban por la barranquilla, es decir, no para los parados, sino para cocaína, copas y parrandas a todo tren. Es de agradecer en este caso la camaradería existente, director más chófer, de curda en curda, presuntamente.

No doy detalle del asunto del duque consorte porque ahí ya los números me descuadran por completo y la cosa aún no está contabilizada. Bien, presunto, siempre presunto por si acaso. Pero en el caso de ser cierto, hay que ser un redomado alelado. Creer que su cara bonita vale millones por haber emparentado con... Que eso merece sablear a medio país con todo el morro y por ser vos quien sois, podría quedar impune a tanta fechoría. Demuestra, no solo su falta de inteligencia, también su depravación. La avaricia rompe el saco, chaval. Si ya estabas colocado y viviendo como un príncipe. Ahora va y resultas un tocapelotas capaz de alterar el sistema gracias a no saber estar en la cancha en la que has tenido la gran suerte de entrar a jugar. Ya veremos en qué queda “el presunto”. Pero lo que está claro como el agua de alta montaña, es la estúpida y despilfarradora chequera de quienes contrataban servicios ridículos a precios desorbitados por el afán de hacerse la foto junto a la cara consorte. Si bien está que a uno le dé por ahí cuando el dinero es suyo, si no lo es, merecen el azote en la plaza pública todos los que contrataron esos “servicios”.

Después de todo esto, el caso Campeón, es nada y el “presunto” señor Blanco, pues ni mirlo.

Lo del Muy Honorable Señor Camps, porque sigue con ese tratamiento. Raya en lo ridículo. Mucho más ridículo es verle hacer gestos o murmurar, dando pie a que le llame al orden el juez. Guarde la compostura a la que le obliga seguir siendo Muy Honorable. Porque ya nos ha afrentado bastante oír su conversación telefónica. Si pagó o no los trajes me es indiferente, es menos que una buena cesta por Navidad y no por eso se sientan en el banquillo quienes la reciben. Lo que no puede hacer y lo hace, es ir de sobrado. No, por respeto al cargo que ha ocupado y porque va a seguir recibiendo el tratamiento de Muy Honorable Señor.

¡Qué país!

Buenas noches golondrineros, sigo corrigiendo.

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