01 marzo 2010

IRINA PALM

Hoy he visto una película “Irina Palm” . Sé poco de los directores actuales del cine independiente, el director se llama Garbarski y es alemán. La protagonista, Marianne Faihtfull, al parecer es una mujer con un historial amplio de grabaciones como cantante (protegida en principio por uno de sus amantes, Mick Jagger), hizo algunas películas, teatro. Y mucho más desarrollado es en lo personal, en cuanto a amoríos y consumo de drogas. Nació en 1946, tiene pues sesenta y tres años, es inglesa y de familia acomodada (heredera de título) una niña bien que ha vivido a tope casi toda su vida.

Y lo que son las cosas: viendo la película, yo pensaba que esta buena mujer tenía el aspecto de ser lo que representaba en el papel, una sencilla ama de casa. Mi imaginación, que no tiene límites, me ha llevado a creer que la habían seleccionado en algún casting. Es decir que ni actriz, ni cantante, ni drogadicta, ni aristócrata y mucho, mucho menos aún con una turbulenta lista de amantes. Para que luego digan que “la cara es el espejo del alma”.

He leído una crítica de la película y la ponen un poco a caldo, considera el señor crítico, que no ha estado a la altura del personaje. Pues bueno, yo digo lo contrario. Porque a mí me ha hecho creer su interpretación, la he visto real. Y después de leer un poco sobre su vida estoy más convencida, quizá el señor crítico esperaba un mayor morbo en la peli y se ha quedado con las ganas.

Irina Palm es una historia de las que acaban bien, te deja un sabor agridulce gracias al final feliz. Pero es dura por el problema que trata, aunque no en su visualización, que se ha llevado a cabo con mucho “recato”.

Trata de una abuela, sencilla ama de casa, cuyo nieto está a punto de morir; y es necesaria una importante suma de dinero para poder trasladarle al centro donde le pueden curar. Tras infructuosos intentos para conseguir el dinero por parte de su hijo y de ella misma, decide trabajar en el Soho, en una tienda de sexo. Pensaba la buena mujer que el trabajo era de limpieza, y algo de relación tenía la cosa. Pero no, el puesto era de, pajera, como suena, tal cual. No acepta al primer intento pero sí al saber lo que podía ganar, lo suficiente para curar a su nieto.

Y es de comprender la decepción del señor crítico, porque no se ve ninguna escena escabrosa. Me ha sorprendido (está claro que mi ignorancia no se limita a los directores independientes), consiste el método de trabajo en: la señora está en un cuartito, que tiene un agujero en la pared por el cual introduce el miembro el cliente, previo pago de cinco libras en una ranura por un tiempo máximo de cinco minutos. Y nada se ve, sólo se escucha lo que el cliente va expresando conforme avanza la manipulación.

¡Genial! Práctico, rápido, higiénico y económico. Todo son ventajas para el cliente que sale la mar de satisfecho y para la señora que ni siquiera tiene que verle la cara. El único inconveniente es que si realiza muchos servicios corre el riesgo de tener problemas en el codo, lo que llaman codo de pajista (como el de tenista).

Moraleja: tomen ejemplo en nuestro país y monten el negocio de las tiendas de sexo siguiendo este funcional sistema. Por supuesto legalizado. Ya hablé en una ocasión de las ventajas de legalizar la prostitución, pues ésta es una más a tener en cuenta. Hasta una sencilla ama de casa puede ejercerla sin perder su condición ni el respeto. Y con los tiempos que corren, aun sin nietos al borde de la muerte, muchas podrían ser Irina Palm.

Mis saludos, golondrineros. Brindo por vosotros con limoncello y para celebrar que he vendido un ejemplar de Liliana y Da Vinci (seguro que llego al millón). Ciao.

1 comentario:

sejobta dijo...

una pelicula que de forma simple nos presenta a una parte de la sociedad inglesa,la que esta mas socialmente diferenciada,resistiendo a la desocupacion,madre que llega a realizar un trabajo,que siempre ha estado presente y que de forma hipocrita se admite para beneficio de unos y de degradacion para los de siempre,muy bien desarrollada,en la linea del cine de ken loach,