27 abril 2010

EL CASO GARZÓN, UN CLAMOR DE SIN RAZÓN

Creo que ya es hora de que diga algo al respecto. Aunque mi opinión a nadie le importe, este es mi medio de expresión y por tanto uso de él como bien entiendo o quiero. Sin invadir las calles, sin alterar el tráfico ni las aulas. Quien quiera puede leer lo que escribo o pasar de ello. Es mi opinión, una como otra cualquiera y tengo derecho a expresarla, por más que a algunos (que no me leerán) no les guste.

El caso Garzón, un clamor de sin razón en las calles y en otros foros menos adecuados aún para defenderle, en detrimento de su quehacer diario.

¿A qué viene esta explosión? ¿A qué o a quién defienden? ¿Lo saben?

Entiendo que el señor Garzón es un hombre de reconocida formación y recursos legales suficientes para llevar por sí mismo su defensa hasta el más alto tribunal. También le supongo con sobrados medios materiales para atender la minuta que pueda tener que abonar al despacho que se ocupe de su defensa. No es, por tanto, ni un indocto ni un desharrapado que precise que le asistan.

Tampoco ha sido condenado. “A larga, todo se sabe” y “A la larga, todo se arregla”

¿A qué, pues, tanto ruido? Para tan pocas nueces, diría yo. Solo veo una explicación: Tensión. Es conveniente crear tensión que distraiga de los temas realmente importantes en este país. Y para ello se han manifestado: unos dicen que cincuenta mil, otros que cien mil y quien cuenta de verdad, calla. Además, hay que añadir unas cien firmas de intelectuales y artistas, que lo son algunos porque lo dicen, que apoyan un manifiesto al respecto de la defensa del señor Garzón.

A esa defensa, a ultranza, unen (por ignorancia, quiero suponer) la petición de que se siga investigando en el tema de los desaparecidos en la guerra civil. Como si sólo Garzón, justo él, fuese el único capaz de resolver el problema de las fosas, comunes o no.

Supongo que sólo por ignorancia hacen esa reclamación. Porque otras razones me llevan a lo mismo de antes: Tensión para distraer la atención. Y además dividir, porque ya se sabe, “Divide y vencerás”.

Aquel que tenga un familiar enterrado de forma indebida, en lugar más o menos localizado, puede acudir al juez que le corresponda por zona y hacer denuncia del hecho. Y ese juez, no otro, tomará la decisión que ajustada a ley corresponda. Sin más historias ni siendo necesarias manifestaciones de tipo alguno.

Es curioso que esas personas, tan necesitadas de sacar a la luz sus muertos, lleven todos estos años de régimen democrático sin acudir al juzgado. Y si alguno de ellos lo ha hecho y no ha sido satisfecho en su petición, puede recurrir a otra instancia. Sin tener que “recurrir” al juez Garzón.

Es conocida por todos la labor del juez Garzón en la lucha contra el terrorismo. Bien, es su trabajo, y en la medida que lo ha hecho hay que aplaudirle. Pero... sí, hay un pero o quizá varios. El hecho de que su labor sea brillante en algunos casos no le otorga ninguna carta blanca.

No tiene carta blanca para esquivar las trabas de la ley y actuar según su criterio. Tampoco para escuchar lo que no debe entre abogado y cliente, (por más presunto delincuente que se suponga) no siendo terrorista. Pero si ello constituye o no delito, será la justicia quien lo diga.

Si un médico, por ejemplo, por bueno y famoso que sea, presuntamente comete un delito en el ejercicio de su profesión, la justicia dictamina tras esclarecer los hechos. Y nadie se manifiesta, ni se escandaliza, ni escandaliza a nadie manifestándose.

En fin, que no hay motivo ni razón para defenderle con manifestaciones ni manifiestos, salvo que sean otros los intereses y él sólo la excusa.

Y me pregunto, puestos a crear tensión con motivo. Por qué no se manifiestan y hacen manifiestos, todos los que estos días lo están haciendo por el señor Garzón, por los parados de este país. Ellos no están enterrados, aún, pero están muriendo lentamente y a ninguno parece importarle. Claro que a lo mejor va y resulta que esos cuatro o cinco millones de españoles en paro son “falangistas” y, claro, los “intelectuales” de este país no van a manifestarse por ellos. ¡Faltaría más!

¡Qué vergüenza de país! El de algunos manipuladores. El resto. ¡Una pena! Viva, sí, pero pena.

Buenas noches golondrineros, sed felices y tomad una copa de limoncello que os ayude a tragar lo que tenemos.


1 comentario:

Carolina C'Est Moi dijo...

Cuanta razón hay en tus palabras. Lo que siempre fue una cuestión jurídica ha devenido en una cuestión política que interesa a no pocos, es lo que vende y es lo que se necesita para desviar la atención de otros temas. La tensión y la crispación es la futura salvación de los desastres de unos cuantos.

En días como los que estamos viviendo me avergüenzo profundamente de ser izquierdosa, como dirían por ahí. Las tendencias políticas no deberían nublar la razón y menos cuando esa defensa está refrendada por personas que nada tienen que ver con el mundo jurídico que es quien debe en todo caso juzgar y si procede condenar a Grazón.