09 octubre 2008

UN SIMPLE MOSQUITO

En esa hora en la que el silencio estalla en mil ruidos insospechados, unos conocidos y otros nunca escuchados, el alma se tensa y despierta al cuerpo poniéndole en alerta. El zumbido de un mosquito es el sonido del vuelo de una avioneta de guerra, huirás del enemigo dando manotazos ciegos al aire; pero no escaparás, y de pronto el tiro certero herirá tu carne provocándote una picazón que erróneamente intentarás calmar rascándote desesperado. El picor aumentará y con ello tu desesperación, acabarás levantándote de la cama y buscarás calmar con lo que tengas a mano la picadura. Apenas lo lograrás pero sí habrás conseguido despertar de tu sueño aún no dormido. Volverás a la cama e intentarás machacando la almohada conciliar el sueño. Seguirás alerta por si vuelve el enemigo; aunque ya no le escuches, sí llegarán a ti toda clase de sonidos que tratarás de identificar, respirando tranquilo cuando lo logres, pero ¡Ay de ti! cuando no lo consigas. Tú corazón se acelerará y pensarás que respirando muy despacio lo apaciguarás y además podrás oír más claro. Nada, todo lo contrario, llegarás a escuchar el discurrir de tu sangre por las venas, el golpear en tus sienes, el oscilar de tu pecho que desde el vientre comienza y ya será imposible cerrar los ojos. Tus párpados no querrán cerrarse por temor a mil peligros inimaginables pero temidos. Acabó la paz y el sosiego, el descanso deseado ya no es permitido y agotado por no poder soñar lo que el sueño te hubiese traído y no dormir lo que debieras haber dormido, te levantarás de la cama y encenderás un cigarrillo. Deambularás por la casa sin ton ni son, cual perrillo huérfano perdido buscando a la madre; pero ya no está, ya se ha ido y no te puede ayudar a librarte del zumbido de un mosquito. Y acabarás tomando café o una copa para paliar la desazón y sentado frente al ordenador esperarás el amanecer, cual si fuese el tren que pudiera llevarte allí donde los mosquitos no perturban el sueño, y los perrillos no andan perdidos porque todos tienen madre.

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