09 noviembre 2009

LÓPEZ VÁZQUEZ Y FRANCISCO AYALA. "DOS GRANDES DE ESPAÑA"

Noviembre tiene algo que quiebra, es el mes de los muertos, hoy sopla el viento con fuerza añadiendo destemplanza. Siento tener que seguir hablando de muerte. Pero por estos días nos han dejado dos grandes de España, y de todos aquellos que comparten nuestra habla, cada uno en lo suyo. No hay que llorar por ello, pues vivieron ambos muchos años, disfrutaron con lo que hicieron, nos regalaron a todos con ello y podremos seguir gozándolos. A quien guste de curiosidades: los dos nacieron en un mes de marzo y fallecieron en noviembre.

José Luis López Vázquez, actor, por la gracia de Dios o por la suya propia, porque nadie le enseñó. Y sin embargo nos deleitó con cada una de sus interpretaciones, Premio Goya de Honor y otros muchos por su interpretación. Dicen que era la imagen del español medio de su época, y añado a eso el realismo de cada uno de sus personajes por estrambótico que fuese. Creíble, así era en su actuación, tal cual lo estuviese viviendo y nos llegaba al fondo haciéndonos reír o angustiarnos, como en su genial interpretación en La Cabina. Nos era familiar, a los de mi generación. Uno de esos personajes de nuestra España que son como de la familia, y sus películas forman parte de esa historia que hemos vivido, por ello merece nuestro respeto y un lugar en nuestra memoria.

El otro grande es don Francisco Ayala, el último superviviente de la Generación del 27. Con ciento tres años a sus espaldas y una obra ingente en narrativa y ensayos. Premio Cervantes y Príncipe de Asturias, entre otros. Antes de esos premios el exilio, por obra y gracia de la guerra civil, vivió en Argentina, Puerto Rico y Estados Unidos. Y es de suponer que todo ello le sirvió para regalarnos con brillantez y buen hacer. Suya es la frase:

“La literatura es lo esencial. Todo lo que no sea literatura no existe. Porque, ¿dónde está la realidad?”

Pero de la realidad escribió, también de la fantasía, de la religión o de la política o mejor aún, de los políticos, la ambición.... Los muchos años vividos con lucidez le permitieron escribir una obra extensa en cantidad y variedad. No le faltaba sentido del humor, como buen andaluz, y cuando ocupó su sillón de la Z, en la Real Academia Española, dijo “La 'seta', quién me lo iba a 'desí'. “

Descansen en paz: “los dos grandes de España, cada uno en lo suyo”



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