16 julio 2010

ZAPATERO, RAJOY, Y, EL RESTO ¿POR QUÉ NOS OS CALLÁIS?

Sí, de verdad, esto es muy serio y esta gente sigue jugando un partido que perdemos todos. Están fuera de juego, pero quienes lo vemos somos los sufridos espectadores y, no tenemos más arma que la paciencia con la que día a día les aguantamos y, por tanto, no podemos sacar la tarjeta roja para expulsarles. Hace mucho que se acabó el tiempo, la prórroga y los penaltis y, sin embargo, ellos siguen jugando y, además, del peor modo posible.

Contagiados por la resaca del mundial hemos escuchado toda una serie de frases con más o menos acierto, tal cual las que yo misma acabo de escribir. Porque, en general, aunque parece que lo tomen en serio, no es así.

Es evidente que para una mayoría esto es un juego, el suyo y, utilizan la estrategia que más conveniente creen para sus intereses, particulares o partidistas. Pero el interés de esa España, tan cacareada estos últimos días, ahí queda, justo en último lugar, a pocos o a nadie importa. Y nos hemos sentido con cierto orgullo de poder gritar libres de recriminaciones ¡¡ESPAÑA, ESPAÑA!! tal que fuese una exclamación unánime, con sentimiento y sentido de patria.

¡Falso! No existe tal, aquí ni hay patria ni patriotas.

Solo hay, por un lado, políticos. Partidos que estudian de qué manera pueden alcanzar el poder o mantenerse en él, a costa de lo que sea.

Por otro están los que comercian, cuyos intereses son básicamente económicos y que claman porque cambie la situación pero poco o nada hacen para lograrlo. Aún así tengo que preferirlos a los primeros, porque por lo menos sabes su objetivo, no ocultan su verdadero interés, hacer caja.

Y luego estamos la manada, no de toros, que siempre ha sido el símbolo de este país. Ahora ya no les gustan los nobles toros de lidia, no interesa que sepamos luchar. Es necesario que seamos un rebaño de borregos, mucho más fáciles de manejar. Basta con unos cuantos perros bien adiestrados que al son de un par de silbidos o alguna voz, controlan el rebaño. Les llevan a la huelga general o les mantienen callados durante un par de años, así revienten.

Y eso es lo que hay. Nada más. Sí, quizá alguna voz que clama en un hemiciclo sordo y provoca alguna burla por ir en solitario.

Con la euforia de la victoria en el futbol, la cual celebro sin olvidarme, aún sin saber, los millones de euros que nos habrá costado en plena crisis. Más en pleno mes de julio, en que, aún sin poder, la gente está de vacaciones y, por tanto, con pocas ganas de políticas. El debate sobre el estado de la nación le pasará a mucha gente inadvertido, amén, de que ya están hartos de oír siempre lo mismo. Es decir: palabras mudas. Vacías de contenido real, porque de nada sirven las palabras cuando no se quiere llegar a ninguna parte. Ganar tiempo es lo que pretenden, unos y otros.

Cuando, tiempo, es precisamente lo que ya no nos queda.

Muchos hemos sentido un cierto orgullo por la victoria de la Selección Española.

Y muchos más somos los que nos sentimos avergonzados de la clase política, de su altanería y egoísmo. De su hipocresía y del abuso que hacen de la confianza que el pueblo les dio.

A estas alturas, muchos políticos, ya creen que están ahí por sus “méritos”. Han olvidado que es el pueblo quien les concedió el privilegio de representarles y su misión era y es, atender los intereses de este país y de sus gentes. No los suyos ni de sus partidos.

No cumplen con la misión que les encomendamos y debiéramos, el pueblo, demandarles por ello. Pero también nosotros somos culpables, por borregos. Por ese gregarismo del que hacemos gala, que les permite manipularnos mientras nos arruinan a todos.

Ya me he cansado, no quería escribir sobre esto y, aquí estoy en la madrugada. Pero es que me cabrean, bueno, en realidad no es cabreo. Es vergüenza ajena, por lo indigno de su proceder.

Buenas noches golondrineros, sigo de vacaciones y, al igual que siempre, de crucero, navego por Internet. Es más barato, no hay retrasos y no te pierden la maleta. Un chollo.

Sed felices. Ciao.


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