21 octubre 2011

ETA PUSO DE RODILLAS A TODO EL PAIS SUPLICANDO POR MIGUEL ÁNGEL BLANCO

Tengo en mi memoria un doce de julio de 1997, fue asesinado Miguel Ángel Blanco. No les valió a los etarras escuchar el clamor, no solo del resto de España, del propio País Vasco, suplicando que no le asesinaran.

Llegué a mi casa trastornada por un día negro en el hospital, un pequeño recién nacido, hijo de unos amigos, se enfrentaba a la muerte. La naturaleza le había causado una mala pasada a su corazón. Su vida estaba pendiente de un hilo.

A ello se sumó la tensa espera de si la amenaza contra Miguel Ángel Blanco se cumpliría o no. También su vida pendía de un hilo, pero no era la naturaleza la que lo sujetaba, sino unos desalmados.

Yo no le conocía, ni tenía especial interés en la formación política a la que pertenecía, por otro lado era mera anécdota que fuese de un partido u otro. No era importante en lo político. Miguel Ángel Blanco importaba a su familia, amigos y compañeros, antes de su secuestro. Tras el secuestro y la cruel amenaza, nos importó a la mayoría de los habitantes del país. Nadie pudo comprender tan miserable actuación. Ya el hecho de chantajear a un país entero, era clara muestra de la magnitud de su barbarie. Sabían que no era posible ceder a sus pretensiones extorsionistas, pero lograron otro objetivo, quizá era en realidad el que buscaban. El mundo entero estuvo pendiente de ellos. Demostraron su atroz capacidad para causar dolor a millones de personas. Les engrandeció ser el centro de atención.

Tal cual esta semana, con una farsa de conferencia y un posterior comunicado, que nada nuevo dice puesto que no disuelven la organización, no entregan las armas y siguen exigiendo una negociación de sus intereses. Era de esperar hiciesen vísperas de las elecciones algo parecido a lo que han hecho, nada nuevo hay.

El hilo del que pendía la vida del pequeño hijo de mis amigos, no llegó a romperse, la excelente labor de los profesionales sanitarios que le atendieron, logró salvarle. Vive feliz.

Pero el hilo de la vida de Miguel Ángel, lo rompieron unos criminales de dos tiros en la cabeza. Y la mayoría del país sufrió con indignación.

¿Qué hay que negociar? Solo una cosa esperamos y deseamos, que entreguen las armas. De poco sirve que digan que no matarán, si conservan sus armas.

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