01 octubre 2011

CORCUERA Y TODOS LOS DEMÁS ¡DE ESCÁNDALO!

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Que si tú que si yo. Bien, no entro en quién dice o no la verdad en este caso porque para qué. Está claro como el agua diga lo que diga el señor Corcuera, la Policía o el juez en último término.

Un vehículo oficial entiendo que lo es en la medida que está destinado a transportar personas u objetos con carácter oficial. Es decir, tratándose de personas, que ostenten algún cargo público y tengan ese derecho.

¿Qué cargo ocupa el señor Corcuera? Tengo entendido que está jubilado. Es un exministro, pero de eso hace un montón, en concreto a finales de 1993 cesó en el cargo. ¿Me puede alguien explicar qué hace este señor con coche “oficial” y un escolta? Según parece el escolta es un policía nacional. ¿Bajo qué norma lo tiene? ¿Se suma a esto una retribución económica? Visto lo visto, todo es posible. Me lo expliquen, por favor, porque no entiendo o no quiero entender que esto pase.

Aun estando España de maravilla y con las arcas llenas no debería ocurrir algo así. Si además tenemos en cuenta cómo andamos, es ¡¡¡De escándalo!!!

Me pregunto si alguien lleva las cuentas en este país. ¿Tenemos algún contable? Sí, un señor de esos que llevan un lápiz en la oreja (en las pelis van así) y anda siempre diciendo, qué cuesta cada cosa, cuánto queda en la caja, lo que toca o no pagar. Porque eso es lo que hace falta.

Alguien que cuente cuántos coches “oficiales” andan circulando, con chofer o escolta, transportando a personas que ocuparon cargos, pero ya no están en ello.

Está bien que cuando uno deja el cargo tenga el tiempo de paro, pero no es de recibo que si le dan otro cargo siga cobrando ese “paro”. Y así ocurre con los ministros que ya no lo son y pasan a diputados, por ejemplo. Si por casualidad y dicha han ocupado un puesto de representación en Europa, pueden llegar a coincidir con tres sueldos. Es ¡¡¡De escándalo!!!

Y no menos escandaloso es la cantidad de coches oficiales con chofer para personas que no están ocupando puestos que sean de especial riesgo o de gran responsabilidad política. Todas las administraciones andan más que sobradas de automóviles, gobierne quien gobierne.

No hablemos de los sueldos vitalicios de los expresidentes, además de coche, escolta y asistentes. Bien está, si no se dedican a trabajar para empresas nacionales o extranjeras como asesores o porteros. Ya tienen bastante con entretenerse en dar conferencias, su caché suele estar muy alto gracias al cargo que han ocupado, por tanto es un complemento a su sueldo más que suficiente. Y nuestro contable, el que deberíamos tener, no debería permitir que si trabajan de fijos para alguien, siguiesen cobrando su pensión de presidentes en paro. ¡Incompatibilidad!

Imaginemos que sí tenemos al señor contable, en cualquier empresa lo hay, un estado es una gran empresa que maneja un enorme presupuesto.

Bien, le preguntamos ¡Oiga señor contable! ¿Cuánto nos cuesta lo que tenemos que pagar en pensión y dar escolta a los expresidentes?

Responde el contable:

“No quiera usted saberlo. Si la media de edad a la que jubilamos a los presidentes ronda los cincuenta años, y pueden vivir tan ricamente hasta más o menos los ochenta, al coste actual rondaría el asunto por los dos millones doscientos cincuenta mil euros por cabeza. A eso hay que añadir el coche y el personal, tendría que afilar el lápiz para darle el total.”

A este paso, vamos a quedarnos más secos que una mojama. Porque aquí no sólo pagamos un presidente, también los de las autonomías. Siga usted sumando y seguro que acaba con el lápiz.

Podría seguir con esta lista, pero para qué, si no tenemos contable.


Al futuro Presidente, no importa si es uno u otro. Por favor, ponga usted un contable. No necesita coche oficial, tampoco chofer o escolta. Nada, ni siquiera una secretaria o asistente. Lo único, un rincón en la Moncloa, una mesa pequeña, una silla, lápiz y papel. Bueno, muchos lápices y un montón de papel. Con un solo contable seguro que soluciona parte de la crisis.

Buenas noches golondrineros.

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