19 mayo 2009

CUANDO UN AMIGO SE VA

Cuando un amigo se va
galopando su destino
empieza el alma a vibrar
porque se llena de frío
Así nos lo cantaba Alberto Cortez. Y así es.
Cuando el dolor inmenso acompaña la marcha de un ser querido, es difícil recobrar el ritmo, llenar de calor ese espacio vacío que nos queda en lo más hondo de nuestra alma, de nuestro corazón herido. Cuan duro aceptar la realidad, la insufrible pesadilla de las últimas semanas. ¿Por qué y para qué tanto dolor, tan angustiosa agonía? Esas preguntas, sin respuesta, merman nuestra ilusión por la vida, nos desequilibran. Todo nos parece un sin sentido, una absurda y cruel burla de la persona. No sólo del que se ha ido, más, mucho más aún del que queda preguntándose para qué ha servido todo el esfuerzo, todas las lágrimas derramadas. Todos los rezos que sin ser de rezar has hecho buscando una salida, una mínima luz que iluminase la oscura noche que la guadaña cernió sobre todos aquellos que acompañaban al ya sin remedio ausente, aún su cuerpo viviente.
Y gimes de dolor porque no hay nada que te consuele, nada te ayuda a comprender esa sin razón, ese exceso de maldad de quien tiene el poder de dar o quitar el amanecer. Seguro que alguien más docto o más creyente justificaría lo que para nosotros es injustificable y nos diría que es ley de vida, aunque no nos parezca justa ni moral ni digna. O aquello de eso es la vida, "un valle de lágrimas" Pero ni queremos ni vamos a escucharle porque son sólo palabras para mal consolarnos. Y crees o no crees, puede que lo comprendas pero te rebelas y tienes que gritar al viento, al mar o al cielo; a alguien superior a lo humano. Grito contigo, amiga mía, levanto mi voz con la tuya ante la injusticia Divina. Porque te he visto sufrir, sonreír con esperanza y volver a sufrir y ahora ya acabado el trance siento tu dolor, ese que te cruje el alma. Grita todo lo fuerte que quieras, yo gritaré contigo contra la muerte indebida, contra el dolor inmerecido.
Hoy bebo con rabia mi copa por ver sufrir a una amiga porque un amigo se ha ido en una hora temprana, demasiado temprana para lo mucho padecido.

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