23 junio 2009

¡HOLA ANÓNIMO!

Lo de anónimo no me gusta mucho, pudiste poner cualquier nombre y hubiera quedado mejor, pero en fin, te respondo. El qué y el cómo sea este señor no le resta mérito a lo que hizo y ojalá fuese imitado. Ignoro si está o no vinculado a alguna trama, no me pasó desapercibido su aire (reprimido o no, ni me importa, es algo privado) ni tampoco echo en saco roto lo poco que cobraban los obreros, él mismo lo dijo. Tal vez la experiencia vivida le sirva para realizar algún cambio en su quehacer diario, para bien espero. Está claro que la mejor caridad es la que se lleva a cabo desde el silencio, y qué duda cabe que lo mejor es hacer el bien en el día a día. Y no ya el bien como algo extra, simplemente lo justo: pagar lo adecuado a los que trabajan y no negociar contratas a la baja para obtener mejores beneficios en detrimento del menos fuerte. En todo eso supongo estamos de acuerdo, pero aun así, tienes que ver la parte positiva, que es lo que yo quise ver. Pudo no hacerlo, no dar nada a nadie y seguir con su política laboral igual que siempre. Si hizo caridad públicamente, por vanidad, allá él. El tiempo nos pone a todos en el sitio y puedes estar seguro que le pasará la factura de sus acciones, puede que tú no lo veas, ni nadie, pero en su interior seguro que sí. Hay muchos como él, pensando en negativo, pero no sueltan un duro ni al mendigo de la esquina, así que, amigo anónimo, veamos esa acción de samaritano televisado en lo que es, una buena obra. Aun teniendo en cuenta que quien la hizo no lleve a cabo buenas obras en su construir diario. Un saludo y gracias por tu comentario.

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